11 oct 2009

A mi señor Ichinen


No puedo dejar de ver el espejo y verla en mi, soy quien mora en las sombras. ¡¿Por que?! ¿Que este ser que me reclama, por mi nombre prohibido? Esta ilusión del sentir, esas mentiras que mi boca escupe para la alegría de mi carcelero. "He aquí a mi joven esclava" anuncia glorioso, como un perro con su mejor hueso. Pero me entrego al sobrino de Satanás, él promete y vende cristales rojos... Oh si! Ese es mi señor, no puede tenerme, ninguno lo hace.