12 abr 2010

Perversa urgencia


Ah! si pudiese mutilar este loco ahnelo! Abandonada, atada a tu geografía.
Extenuándose, la cómoda y escarlata imagen que construimos con silencios, melodías y frio.
Depravado monje y torpe sacerdotisa, en sus epitafios se lee: "El falso ardor, es nuestra fe, el ensueño nuestro templo, las feroces mentiras nuestro rezo y nuestro angustioso deseo nuestro Dios".
Condenados por nuestra errante y confusa juventud perseguimos a la luna y sus hijas, pero su virtud no nos entregan.