5 feb 2011

Delirante romace



No me resigno a este destino prefabricado y como no soy de colgarme esporádicamente del orgullo barato.
A la par de una blasfemia no dicha. Suprimir los por que, eterno como tu silencio.
En la perdición por esta búsqueda, del continuo placer. Afónica de esta coincidencia y presagias nuestro fracaso.
Me prohibo especular sobre el nuevo castigo al que me someterás, quebranto de una noche pérfida.
Decide, no hay más penoso y ruin trabajo que pedir tu calor, más que idolatrar tu presencia.
Lo sabes, lo se.