25 sept 2017

Crónica de la casa Esmeralda


El continente de Reddthy era famoso por sus palacios de metal y sus templos de piedra verdosa.
Las sacerdotisas de Cassia: caminan, hablan y deciden el destino del imperio.
Silas, emperador bendecido con la demencia de su casa, clama por la cabeza de sus enemigos ocultos del Mar Srkar.  En las falsas paredes del palacio el Mayordomo principal, suspira con cansancio. Los viejos dioses castigan a la casa Esmeralda ya que, el abuelo de Silas jugo con el cuerpo de una sacerdotisa y sus hermanas sangraron por ella. Todos lloraron por ellas.
Tiempo de traición y copas negras se acercan en el eminente solsticio de Eilish, madre de la fortuna y las desgracias.
_Silas es un emperador ciego_ Dicen las voces de la corte.
_Silas es un niño tirano_ Dicen las sacerdotisas.
_Silas es hijo del terror_ Dicen las calles escondidas en la capital.
Fria debe ser la corona pero en un señor que solo sueña, con bosques de fuego. Esta es la espada que todo lo destruye.
Nadie le sorprendió encontrar al ardiente amo desangrándose en su lecho. ¿Quién libero a Reddthy, del monarca demente?, ¿Quién sacrifico su pureza por tal extraño honor?
Sonrien en sus mentes, los nobles que tornan azul su semblante. Suspiran con alivio los mercaderes del Mar Srkar. Esconden risas malévolas, los rezos de las hijas privilegiadas de Cassia.

La mano que señalo la vida de Silas, es la mano que descansa en los fuegos de su funeral.