14 mar 2019

Los pasos en el rio de piedra


Continuación de Camino a Taraman


El lecho del río Orath era un lugar lúgubre, estaba lleno de restos de lo que fue el Errante. Nadie sabía con exactitud cómo había comenzado. Fue el fuego que se había extendido como la peste o las rocas que destrozaron el barco sin piedad.
La capitana vomitaba agua, agradecía a la gran madre Thassa la protección de su vida. Miró a su alrededor, reconoció la costa oriental del río, estaban en territorio de la república libre de Zoblana. Tenían que salir pronto de allí, caminó entre los escombros de su barco y los cadáveres de su tripulación, sólo unos pocos habían sobrevivido.
Gran parte de la bodega del barco se encontraba semi-hundida, Hipolita sospechaba que parte de la carga estaba a salvo, pero buscar en los restos de una embarcación era peligroso. Suspiró con cansancio, linda fortuna le dio el Imperio. A la distancia reconoció las ropas oscuras de la General, la joven no se movía, su brazo derecho sangraba profusamente. Estaba viva pero muy herida. La capitana se acercó a ayudarla, la vida de esa mujer era su única garantía de recuperar su barco. La sacó del agua como pudo, sus propias heridas le impedían hacer algo rápido.


Sus marinos se encontraban desorientados, heridos y maldecían su suerte. El primer oficial, trataba de mantenerlos con vida y quietos, sabía donde estaban. Al  igual que la capitana.
_ Sobrevivirá?_ Preguntó este a la joven que arrastraba a la general de la guardia obsidiana.
_Tal vez, ruegue que eso ocurra, Oficial Thanatos_ Contestó agotada por el esfuerzo, el cuerpo musculoso más la armadura de cuero y Lyts hacían de Fedra una carga pesada_¿Cuántos quedaron? Creo que estamos en la costa oriental de Corsira_
Fedra escupía agua sanguinolenta, gemía como un perro de muelle.
Hipolita le dio una larga mirada a la bodega semihundida, el riesgo de dejarla a disposición  de los habitantes de Zoblana era algo que sus manos no se pueden permitir.
La orilla estaba demasiado silenciosa, podían sentir como sombras los dueños de esas tierras. Estaban cerca, estudiando si matarlos o jugar con ellos. Thanatos intentó desenvainar pero una flecha le atravesó la garganta.
Una lluvia de flechas con plumas marrones mató al resto de sus hombres, Hipolita corrió arrastrando a Fedra con ella a lo que quedaba del barco.
_ Que vamos a hacer?_ Preguntó la general, su voz era tensa. Apenas recuperada de las heridas. Buscó su espada en el cinto, pero esta se había perdido en el naufragio.


_Huir_Contestó la capitana y se zambulló en el turbulento rió. Fedra se quedó mirando el lugar donde Hipolita se había sumergido, ¿Como habían llegado a esto? se preguntó mientras seguía a la capitana.

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