30 jun 2019

Al sur del rió, el calor de la guerra

Clara Paget as Anne Bonny in Black Sails.



Silencio y oscuridad, el agua helada del río corría con fuerza empujándola hacia las piedras del fondo. Sintió una mano rasposa en el hombro, que tiró de ella hacia la superficie. El rostro húmedo de Hipolita fue lo primero que vio, resistió sus ganas de abrazarla. Miró a su alrededor, la orilla se veía igual a la que habían dejado, pero la capitana estudiaba el terreno concentrada.

_No queda otra alternativa que seguir por tierra_Dijo por fin. Nadaron hasta la orilla barrosa, la vegetación era menos boscosa, parecía una zona de pantanos.Caminaban torpemente hacia la orilla, sin alimento, ni armas. Fedra sentía miedo, pero confiaba en que la capitana tenía un plan. _¿En dónde estamos? Seguimos en Zolbana?_Pregunto mientras seguía los pasos de Hipolita.El olor de podredumbre es palpable, mientras avanzaban esto se acentúa. _ Estamos en la zona de los pantanos, cerca de Loth, pero es difícil de saberlo_Contesto cansada y abatida. La pérdida de su barco y tripulación fue algo devastador, tantos años de trabajo y esfuerzo. El maldito imperio, asqueroso e inepto imperio. 

La caminata continuó en silencio, algo que a Fedra no estaba acostumbrada. En el harén donde pasó gran parte de su vida, las mujeres no permitían que el silencio estuviera presente. El paisaje cambio de un monte a un paramo humedo. El suelo es inestable, así que aminoraron la marcha.

A unos kilómetros pudieron ver las antorchas de un pueblo, podía ser un amistoso pueblo montañés de Loth o un asentamiento de frontera de Zolbana. _ Podríamos pedir ayuda, no pueden negar a los servidores del imperio_ La esperanza en la voz de la general es palpable. Pero la capitana, tenía sus sospechas, según su hermana: Loth había entrado en rebeldía  y aunque la guardia obsidiana terminó con esa chispa de insubordinación. Nada garantiza la ayuda de los habitantes de Loth._No conviene hablar del Imperio, es preferible que digamos que la Hermandad de Cassia es nuestro mecenas_ Explicó lacónicamente_ Por si son de Zolbana_ Aclaró._Tal vez es lo mejor, todavía conservas la moneda?_ Afirmó Fedra. La capitana sacó la moneda de plata, tenía el relieve de un ojo semicerrado.

Avanzaron con cautela, al llegar al borde del pueblo los centinelas las saludaron_Buenas Noches Mestras, que asunto traen a Maeve?_Preguntaron. Hipolita suspiro aliviada estaban en territorio de Loth, cerca de las costas de Taraman._Descanso y llegar a la ciudad Nyctophy_Dijo con tranquilidad, le tendió la moneda al centinela. Este la estudió con respeto, como el sello del algún señor feudal. Con un gesto de bienvenida señaló una cabaña roja_Es la posada, la señora Willah es la dueña_ Informo mientras le devolvía la moneda.
Fedra sintió que el cansancio la estaba venciendo, quería una cama y una comida caliente. Al entrar a la cabaña, una mujer de gran altura acomodaba unas sillas, tenia una cicatriz en la mano roja. Hipolita sabía que provocaba ese color, trato de retroceder pero era tarde ya no había posibilidades de escapar_Bienvenidas a la República libre de Zolbana, Mestras_Anuncio la mujer.

14 mar 2019

Los pasos en el rio de piedra


Continuación de Camino a Taraman


El lecho del río Orath era un lugar lúgubre, estaba lleno de restos de lo que fue el Errante. Nadie sabía con exactitud cómo había comenzado. Fue el fuego que se había extendido como la peste o las rocas que destrozaron el barco sin piedad.
La capitana vomitaba agua, agradecía a la gran madre Thassa la protección de su vida. Miró a su alrededor, reconoció la costa oriental del río, estaban en territorio de la república libre de Zoblana. Tenían que salir pronto de allí, caminó entre los escombros de su barco y los cadáveres de su tripulación, sólo unos pocos habían sobrevivido.
Gran parte de la bodega del barco se encontraba semi-hundida, Hipolita sospechaba que parte de la carga estaba a salvo, pero buscar en los restos de una embarcación era peligroso. Suspiró con cansancio, linda fortuna le dio el Imperio. A la distancia reconoció las ropas oscuras de la General, la joven no se movía, su brazo derecho sangraba profusamente. Estaba viva pero muy herida. La capitana se acercó a ayudarla, la vida de esa mujer era su única garantía de recuperar su barco. La sacó del agua como pudo, sus propias heridas le impedían hacer algo rápido.


Sus marinos se encontraban desorientados, heridos y maldecían su suerte. El primer oficial, trataba de mantenerlos con vida y quietos, sabía donde estaban. Al  igual que la capitana.
_ Sobrevivirá?_ Preguntó este a la joven que arrastraba a la general de la guardia obsidiana.
_Tal vez, ruegue que eso ocurra, Oficial Thanatos_ Contestó agotada por el esfuerzo, el cuerpo musculoso más la armadura de cuero y Lyts hacían de Fedra una carga pesada_¿Cuántos quedaron? Creo que estamos en la costa oriental de Corsira_
Fedra escupía agua sanguinolenta, gemía como un perro de muelle.
Hipolita le dio una larga mirada a la bodega semihundida, el riesgo de dejarla a disposición  de los habitantes de Zoblana era algo que sus manos no se pueden permitir.
La orilla estaba demasiado silenciosa, podían sentir como sombras los dueños de esas tierras. Estaban cerca, estudiando si matarlos o jugar con ellos. Thanatos intentó desenvainar pero una flecha le atravesó la garganta.
Una lluvia de flechas con plumas marrones mató al resto de sus hombres, Hipolita corrió arrastrando a Fedra con ella a lo que quedaba del barco.
_ Que vamos a hacer?_ Preguntó la general, su voz era tensa. Apenas recuperada de las heridas. Buscó su espada en el cinto, pero esta se había perdido en el naufragio.


_Huir_Contestó la capitana y se zambulló en el turbulento rió. Fedra se quedó mirando el lugar donde Hipolita se había sumergido, ¿Como habían llegado a esto? se preguntó mientras seguía a la capitana.