30 mar 2023

La mecánica de la telaraña


Continuación de Cada hilo esconde una lágrima

El barrio de los artesanos esta pegado al de los herreros. Sin embargo, son dos mundos separados que los dividía la belleza de las creaciones y la brutalidad de las forjas. Lady Satine caminaba junto a su asistente Velmor que resoplaba por la molestia del calor creciente. A diferencia de Belial, las forjas se encontraban escondidas en los espaciosos talleres, los fuegos son rojos anaranjados alimentados por leña y solo eso. No se permite usar magia para mantener el fuego o controlarlo. 

Los joyeros notables de la capital estaban en el corredor norte, pegados a ellos se encontraban los ebanistas y orfebres. Artesanos del lujo se disputaban lugares en esa zona de la  capital. La joven consiguió que Duquesa de Marat le entregará información de los notables joyeros de la corte. Ademas de los proveedores de metales y piedras preciosas. La duquesa, originaria de Enoch, revisó las piedras falsas concluyó que solo un oriundo de su ciudad-estado podía crear esas imitaciones. El mayordomo del palacio le entregó monedas de oro para endulzar las bocas que sean necesarias. La idea de joyas imperiales siendo replicadas para miembros de la corte le produjo terror, murmuraba que los tiempos de la revolución de la cadena estaban cerca. 

El atrevimiento de Lady Lorcas fue opacado por la ignorancia de la dama de compañía principal, las nobles sonreían con sorna quieren ver su próximo error. Las noticias del compromiso del Principe Zulficar fue una bendición ya que las mayoría de las jóvenes solteras y algunas casadas aspiraban al puesto de cuñada de la emperatriz. Días de luto e histeria en el consejo de las flores. Mientras que Lady Satine y su novia-asistente trataban de encontrar al responsable de la monstruosa imitación que había enfurecido a la emperatriz.

Ambos recorrian el mercado vestidos como sirvientes de una casa noble por recomendación del mayordomo del palacio. Además la ropa de Satine estaba en estado lamentable ya que las lavanderas imperiales se encontraban atareadas con la limpieza de media estación. Velmor con un poco de persuasión logró que una modista del callejón de la seda le confeccionara dos nuevos vestidos patrocinados por una admirador del sacerdote. Conocedor de la capital habitue de burdeles y cafes este podia acceder a muchos recursos fuera del palacio. Todo lo oculto y lo que crece a la sombra es materia de estudio para Velmor. _¿Nuestra novicia se divierte en las tierras del fuego?_ Pregunto señalando la carta que Satine se esforzaba por descifrar. No podía culpar a Moira por ser reservada pero los juegos de palabras la irritaban. Guardo la carta en los pliegues de su chaqueta, más tarde tendría que analizar de nuevo la carta asi como la misteriosa comanda de la guardia obsidiana que le había llegado. 




_Solo comenta que la madre imperial y el príncipe Zulficar llegaron a destino. Ella y la marquesa Giska continúan en viaje._ Respondió controlando que nadie les escuchara. Al parecer el nuevo amante de Lady Sidorel habia mandado espías así como su propio amante el mayordomo imperial Zorzal._Los caminos se encuentran  en estado intransitable,  el príncipe y la marquesa se accidentaron cruzando el rio _ Velmor asintió mientras estudiaba la lista de cosméticos que le habian pedido algunas damas de compañia y nobles. La regla general es que quien pertenece a la corte no puede circular por la capital, a menos que tengan un permiso oficial del emperador y el mayordomo de palacio autorizaba sólo a unos pocas selectas criadas a salir del palacio. De esa manera, las sacerdotisas podían procurarle a su noble todo lo que  necesitaban. Sin embargo, tener una sacerdotisa personal es un lujo que pocos nobles podian costear en estos tiempos de guerra. Lady Satine y Velmor lograron ganar varios favores y monedas de oro consiguiendo diversos productos para las damas y nobles que no tenian tanto oro.  



_Aceite de lirio, extracto de frameria azul? De quien es esto?_ Señalo el asistente con exasperación antes de entregar la lista de componentes a la tienda quería asegurarse que no contenia nada que podia afectar su investigación. El rostro de la joven se puso blanco y sus manos se ocultaron en los pliegues de la chaqueta  intentaba formular una respuesta pero su asistente ya conocia sus gestos, su forma de evadir respuestas y sobre todo sus mentiras._¿De quien?_Insistió sin rodeos. La joven fijo su mirada en un punto lejano tratando de formular algo coherente, algo que evitara una verdad incómoda que venía sorteando desde su llegada a la capital.

_Es mio_Respondio con verguenza_No se con que reemplazarlo_Molesta con la mirada de su asistente específicamente en su pierna derecha. Su pierna de metal. 

Este entregó la lista al dueño del negocio deslizando un saco de monedas extra por los inconvenientes, ambos intercambiaron unas palabras y quedaron en que dos horas su pedido estaria listo. El silencio en Velmor inquietaba a la noble avanzaron por la calle de los artesanos, especificamente del vidrio y los cristales, el calor es agobiante asi como el olor a lumbre de los hornos. _ Sabias que cualquier artefacto creado por los maestros de la cadena son destruidos y a los dueños ejecutados en el momento_ No era una pregunta más bien un recordatorio, el tono acusador de Velmor le molestaba pero no podía replicarle_Podemos mentirle a la corte, a cada flor del consejo y a nuestra majestad pero, entre nosotros solo traerá problemas_ Satine queria reir exasperada pero solo bufo como una niña pequeña cosa que agrio la expresion de su asistente_¿Te parece estupido? Quiero la verdad Lady Satine, de que otra forma voy a hacer mi trabajo si no conozco los riesgos?_ La preocupación en la voz del joven sacerdote habia despertado algo que siempre había querido de sus padres, hermanas o otros nobles. Las mejores mentiras son creadas con un gesto, una mirada llena de angustia o el creer que ese otro es un refugio. Velmor es su aliado en un palacio lleno de trampas, un compañero de estrategia.

_De niña contraje la enfermedad de los árboles salvajes. En esa epoca era comun_ Todavia sentia como su pierna se volvió dura y nudosa como el cuerpo de un árbol enfermo. Los dolores, el olor y su carne volviéndose marron oscura cada dia sin parar_ Cuando mis padres consiguieron la cura  pudieron impedir que avanzara por mi cuerpo pero mi pierna estaba perdida_ Reviso la cara del sacerdote buscando un rastro de pena o tristeza pero no detecto nada de eso. Odiaba que sintieran conmiseración por ella y su condición.

_¿Y cómo llego ese artefacto a un noble del rango de tu padre?_Interrogo Velmor mientras apuraba sus pasos al callejón de los joyeros. Es mediodía y la mayoría cerraron sus tiendas para comer.




_Un mestre del gremio y su aprendiz fueron acusados de pertenecer al Sindicato. Por eso fueron arrestados por la guardia de mi padre_Satine chasqueo la lengua con desaprobación. Su madre y hermanas estaban horrorizadas pero su padre sentia curiosidad por todo lo relacionado con el gremio._Ellos se ofrecieron a hacer una prótesis a cambio de su libertad, mi padre accedió con tal de no tener un deforme en la familia._ Su padre le habia levantado la falda mostrando su “defecto” a los hombres que la estudiaron como si fuera una pieza mecánica a arreglar, el aprendiz tenia unos ojos cálidos aún lo recordaba._Crearon la prótesis en tres etapas al parecer era mas complicado de lo calculado. Tardaron 15 ciclos completos. Mi padre siguió todo el proceso, mi madre no estaba feliz con eso_ Los gritos de su madre era apagados por las amenazas veladas de su padre de devolverla a sus padres, al Fuerte de Ceymmerian. Un lugar perdido en Loth donde irónicamente nada crece.

_Tres etapas_Repitio su asistente asimilando las palabras, trago con terror. La miró con desconcierto._ Eso quiere decir que te despojaron de tu pierna enferma en tres_No pudo terminarlo porque vomitó en un rincón del callejón para repulsion de los transeúntes. 




_Si, primero el pie después media pierna hasta la rodilla_Aclare señalando mi rodilla, subí mi mano hasta el nacimiento de mi muslo_ Y luego hasta acá_ Velmor siguió vomitando, sus espasmos le recordaban a su madre rogando que no lo hiciera. Ella misma gritando de dolor para luego vaciar su estómago sobre el aprendiz de ojos mansos, que la sostenía con gentileza mientras ella rogaba y amenazaba con torturarlo de las maneras más viles. El aprendiz de la cadena nunca le contestaba seguía las órdenes de su maestro. 

Espero que Velmor se recupere de su delicado estomago. Trataba de olvidar esa época de su vida tal vez por el dolor o porque después de que su nueva pierna estaba totalmente adherida a ella. Maestro y aprendiz se marcharon para no volver, su padre cumplió su palabra. Una Satine de 16 años quiso ser aprendiz e incluso le rogó a su padre poder irse a la Republica libre para estudiar. Tanto el maestro como su padre se negaron indignados por ese  atrevimiento. La joven suplicó al aprendiz que intercediera pero él solo dejó de mirarla como si no existiera. Los años que le siguieron Satine solo quiso unirse a la corte, la ambición por el poder fue lo que lleno sus días. 



Siguieron caminando en silencio, el callejón de los joyeros estaba limpio, los talleres tenían paredes blancas o amarillas dependiendo que tipo de material trabajaban. Blanco para los mejores en su oficio y amarillo para quienes trabajaban para los ciudadanos comunes y nobles de rango bajo que no accedian a la corte.

Recorrieron varios  lugares  sin mucho exito, la mayoría de los proveedores aseguraban que su mercancia era auténtica, los joyeros se negaban a revelar cualquier dato. Ni las monedas doradas lograron que recordaran nada. 

Entraron a una tienda con el cartel con una araña dibujada en plata, el lugar es espacioso y la mercaderia estaba exhibida en estantes limpios de color caoba. Nada  tenia etiquetas como si la dueña del lugar quisiera guardar celosamente cada secreto de su oficio. Una mujer con el pelo revuelto y sucio apareció del fondo del negocio gritando algo en un dialecto montañés. Su rostro es reconcho y sus anteojos se encontraban enganchados en su nariz rota. Los miro sorprendida cerró tras de sí la puerta de la trastienda. Tenía puesto un delantal manchado que le quedaba chico por sus pechos y panza hinchados.




Velmor se acercó sonriendo, el sacerdote tenia la teoria que las mujeres feas son las más dispuestas a beber sus palabras y rogaban por su atención._Mestra estamos buscando a alguien que pueda ayudarnos con un encargo especial. Tus colegas nos señalaron tu taller como el indicado para semejante creación que nuestro amo nos encargo_Las palabras surgen como un río de miel que prometian miles de cosas. Satine se mantenía al margen ya que su mente se encontraba en otro tiempo y lugar._ Tenemos la orden de crear una réplica de la majestuosa corona de la amada Rosa dorada. Mi amo quiere agasajar a su amante con un regalo original_ El sacerdote sonreía desparramandoce perezosamente en el mostrador ofreciendo su mejor angulo a la mujer de rostro grasoso y lastimado por el acne.

_No hago  joyeria _ Contesto cortante. La expresión de hastío le resulto graciosa a la noble era la primera vez que Velmor era rechazado de manera tan tajante. 

El sacerdote uso sus poderes sin disimulo pero la mujer parecía inmune a la niebla rosa. El silencio incomodo lo interrumpio otra mujer que surgio de la trastienda esta cerro aparatosamente la puerta. 

_No sirve eso aqui_Dijo señalando las manos del asistente. La otra mujer tenia un cabello rojo brillante largo y su rostro tambien estaba lleno de cicatrices de acne. _ Necesito que termines con lo tuyo porque ya comisionaron dos nuevas_ Dijo de manera autoritaria a la mujer fea esta solo murmuro algo parecido a un insulto marchadose._En cuanto a las replicas creo que estan el lugar equivocado_Dijo mientras le mostraba una moneda de plata con el viejo escudo de la armada carmesi. Las monedas viejas se utilizan para negociar todos los negocios ilegales, una regla no escrita de la capital imperial. La mujer estaba dispuesta a negociar pero no iba a ser barato, nunca lo era.