El palacio de la
dinastía esmeralda es el faro que guía al continente, sin importar de quien es
la cabeza que lleva la corona. Quien maneja el palacio maneja, maneja el
imperio se decía.
El mayordomo principal come con mesura. Dos ayudantes, aves
delicadas, lo observan atentamente. Es un secreto a media voz que el honorable
señor de las llaves, prefiere la carne joven e inocente, en especial la de los niños que están por convertirse en
hombres.
383 nombres y sobornos a las familias para mantener sus
apetitos. La familia imperial tolero el comportamiento hasta la coronación de
la luz del poder. Los secretos de la corona mantenían su cabeza segura. El
numero 408 era de origen desconocido dijeron sus ayudantes, con risas
sofocadas. En la habitación, un muchacho de 10 años trataba de mantenerse en
pie, la droga era efectiva. Dejaba a la víctima en un estado de semiinconsciencia,
pero sin control de su cuerpo.
El aliento cálido y fétido del mayordomo se mezcló con el
dulce perfume del niño, algo inusual en los habitantes de Logpa, el barrio más
pobre de la ciudad.
Los murmullos sofocados se volvieron gritos y suplicas
acalladas por la almohada de plumas de kefir. La sangre no se hizo esperar, la
resistencia del juguete como los llamaba. Era algo nuevo y excitante que lo
llevo a ahogar el juguete, matándolo.
En su éxtasis el mayordomo no noto el cambio de público, sus
ayudantes se retiraron y llegaron los guardias reales, el juez Nilsson y la
madre de la víctima la condesa Sabiha de Rafiq prima de la emperatriz. No había
sorpresa en sus rostros, solo asco y tristeza.
La ejecución seria publica, empalamiento y una hoguera le
esperaban junto con sus cómplices, los ayudantes. Los secretos de 3
generaciones de emperadores y la corte serian cenizas sin valor. En la capital,
todos alzan sus manos para agradecerle a Cassia por tan justa y bondadosa
gobernante.
A kilómetros de la capital, la emperatriz ya tiene designado
a su nuevo mayordomo principal. Alguien leal a ella y con vicios más aceptables
para la corte.
Continuacion en Lo que crece en la sombra
No hay comentarios:
Publicar un comentario