2 ago 2022

Bajo la luna escarlata II

 


Continuación de Bajo la luna escarlata


La madre imperial mantenía sus ojos en el río, sentada en una silla improvisada. Su sacerdotisa personal leia las cartas recién llegadas con preocupación. El sonido del agua acallaba las voces del campamento que tanto disgustaban a Ophelya. La sacerdotiza Moira se inclinó dejando que su velo verde cubriera parte de su cara _Que Cassia cuide su camino _ Saludo.  Sin despegar la mirada de la rivera del río levantó la mano haciendo una especie de saludo. La novicia entendía quedo callada cerrando sus puños, aferrándose a los extremos del velo. 

La marquesa Giska llegó al campamento con las ropas con barro y sangre. Su rostro estaba lastimado parecía que un animal la había atacado. Se metió a su carromato azotando la puerta. Los nobles caminaban de un lado a otro confundidos y ansiosos por saber que habia pasado a la prima de la Luz del poder. Algunas damas empujaban a sus sacerdotisas a espiar en las ventanas del carromato o tratar de escuchar tras la puerta cerrada. 

_Nuestra emperatriz te necesita Novicia Moira_ Dijo la madre Imperial sacandole las cartas a su novicia personal, Beatrize, ignorando toda la situación. Era sabido que la joven marquesa habia caído en desgracia a los ojos de su tia cuando se divorcio del archiduque _ Deberías volver a la capital Imperial. La marquesa Giska puede ocuparse sola de las negociaciones_ Recalcó el sola con saña mientras arrojaba las cartas a la hoguera. 


Moira apretó sus labios tratando de recordar las palabras que marchan con la verdad pero sin dejar la herida que ella conlleva. Llevarle la contraria a su mestra solo empeoraría las cosas. Pero por sobre todo las ordenes de la emperatriz son la ley solo por debajo de las manos de Cassia. 

La novicia Beatrize estudiaba la situación con cautela acostumbrada a los arrebatos de su empleadora. Las cartas en el fuego le parecia un capricho inocente a lo que podia ocurrir. 

_Mi hija sabe lo que esta haciendo?_ Dijo la madre imperial con disgusto_ Sabe el precio de las miserias de la guerra? Por supuesto que no. El movimiento del ejército carmesí es oro que el Imperio pierde. Oro que no fluye como el rio Orath_Susurro con veneno_Porque la guardia obsidiana no es eficiente? novicia Moira _Pregunto con hastío.

Moira bajo su mirada_ Ignoró las misiones de quienes nos protejen en las sombras_Hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas_Pero Nuestra Luz del poder camina con la mano guiada por Cassia _ Trataba de transmitir fuerza pero su voz sonaba insegura. El crepitar del fuego y el choque del agua contra las piedras era ensordecedor ante el silencio del campamento. Los nobles se mantenían a distancia pendientes de las palabras imperiales. Ophelya miro directamente a la joven _Jensen no se rendirá _ Se levantó en un movimiento furioso de su falda, se encerró en el carromato verde oscuro con las insignias de la dinastía. Los nobles volvieron a moverse con naturalidad, los susurros velados y los ojos indiscretos aumentaron su voracidad. 





 Ambas novicias se quedaron afuera mirando el bosque. La cara seria de la vieja  sacerdotisa se mantuvo vigilante ante los movimientos del campamento. Se acercó a la hoguera calentando sus manos enfundadas en unos guantes esmeralda gastados_ No sé que pretende con enviarte a Belial. Un cuervo canto algo interesante en el templo, el padre de la novia esta perdido_ El principe Zulficar apareció caminando toscamente se dirigió al carromato de la marquesa pero se arrepintió y entro a su carpa. Esta vez los nobles se mantuvieron atentos a sus tareas casi temerosos ante la presencia del príncipe _El desierto perdió su rastro antes de poder atraparlo. Asi que no te sorprendas si deben usar tres nudos para contener a las ratas_ 

Moira estudio las botas verdes desgastadas de su colega no tenian una mancha de barro asi como el dobladillo de la falda.  Mientras que su falda negra tenian barro y pasto. Podia sentir el olor apestoso del caballo en sus manos. _Belial es un punto estratégico, el imperio no puede perder su mano izquierda. _Justifico_ Ademas la traición es una deuda que se cobra_ No quiso seguir dando explicaciones, no las valian. Temia por muchas cosas en ese momento. Se encontro extrañando las quejas de Satine y la desfachatez de Velmor. La emperatriz estaba sola en su palacio, enfrentando la rebelión y un corazón helado. 

La acompañante de la madre imperial alzó las cejas _ Este Imperio morirá antes de aprender a caminar_ En el pasado quien hablaba con semejante insolencia era ejecutado en el momento. Pero estos tiempos de hielo quebradizo y pálidas luces todo es posible.


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