19 ene 2023

La mano que sostiene la corona




Continuación de Bajo la luna escarlata II

La caravana imperial similar a una serpiente gigante verde bajaba por el valle de Lira mientras la duquesa de Loth cantaba canciones de guerra a su bebé. Las damas de compania acomodaban su atuendo conteniendo sus lágrimas de resignación. 

El príncipe Zulficar no perdía de vista el muro de la ciudad de Malpaz, capital de Loth. En una fila de picas había diferentes cráneos en estados de descomposición. Recordaba la cabeza de su primo en la muralla de la capital imperial y como había desaparecido en la noche de la cosecha. 

Estaban a menos de una hora de la ciudad pero nadie había salido a recibirlos, el capitán de la caravana advirtió que esto podria desencadenar en problemas. Problemas mayores susurro mientras miraba de reojo al carruaje de la madre imperial. El príncipe ordenó que mantuvieran la calma alrededor del vehículo de su madre con un gesto cortante. Los nobles que los acompañaban se mantenian ocultos en sus carromatos susurrando sin parar, atentos a escapar si los habitantes de Loth se volvian hostiles. Este se preguntaba porque su madre tuvo la idea de traerlos como rehenes o diplomáticos. 

Llegando a la entrada de la ciudad los esperaban unos pocos guardias y el mayordomo de la fortaleza. Su madre continuaba confinada con su sacerdotisa que la mantenía ocupada con cartas que llegaban sin interrupción. 




El mayordomo era un hombre alto con joroba, sus ropas negras y el cabello del mismo color es atípico para los habitantes de Loth. Cuyos cabellos son del color del sol y nadie superaba la altura de los girasoles. _Majestad le doy la bienvenida a Malpaz_ Dijo inclinándose todo lo que la joroba y su altura le permitía. Algo en la mirada lo inquietaba como si lo conociera, se preguntaba si era un noble alejado de la corte._ Mi nombre es Darcio de Jorfem, soy la voz de la gente de Loth_ Hizo un gesto de bienvenida. Era atractivo podía comprobarlo por las sonrisas de las damas de la corte mientras la caravana ingresaba en la ciudad. El príncipe avanzó a pie vigilando los movimientos de los guardias, la gente que se apartaba ocultando su rostro y el silencio opresivo que inquietaba a los guardias imperiales. Entonces lo recordo todo. Darcio era su pariente, medio hermano de su madre. Solía estar en la corte como miembro de la corte de hierro de Silas hasta que nació su hermano Nerón no lo volvieron a ver, su madre prohibió que se mencionara a su tío. Instintivamente miro el carro de su madre, miedo eso sentía cada vez que algo que su madre odiaba estaba cerca. 

_Supongo que los habitantes necesitan una voz ya que no tienen una propia_ La madre imperial salió del carruaje haciendo que la caravana se detuviera enfrente de un templo de Cassia. El mayordomo apretó los labios con incomodidad contrariar a un miembro de la dinastía era considerado un acto aberrante, su pueblo había permitido que un traidor prosperará. Zulficar apelo a su paciencia y diplomacia que forjó en el consejo de hierro dejando a su madre en el templo mientras él se dejaba guiar por el mayordomo. La madre imperial ignoro al mayordomo ninguno se miró directamente.  Su hermana no pudo negarse al pedido de su madre de acompañarlo un presagio de la difícil mision que le esperaba. Las miradas de advertencia hacia la sacerdotisa de su madre fueron sus únicos movimientos, tenia que tener control sobre su madre, aunque fuera una ilusión. 





Darcio guio a la caravana que seguia pesadamente por las anchas calles de Malpaz. Las personas llevaban ropas color azafrán así como las casas tenian un color similar al trigo. Los estandartes de festejo eran anaranjados con estrellas negras, la tortuga amarilla caracteristica de Loth se podia ver dibujada en el palacio topacio. 

El palacio topacio era una copia del palacio esmeralda, solo que mas pequeño. Fue construido después de la segunda expansión sobre las ruinas de la fortaleza Ambar. El color de la piedra ocre distinguen al palacio como un diamante en el barro. Al llegar a las puertas de hierro negro nadie los esperaba, el mayordomo dio ordenes apretando mas de la cuenta su daga ceremonial. Se disculpó por la señora del castillo al parecer el hijo del león estaba momentáneamente enfermo.

Zulficar esperaría en el umbral hasta que llegara su madre, sabia mejor que nadie que este campo de batalla era ideal para las expertas manos de la cabeza del consejo de las flores y no las suyas. Entiende sus limitaciones y no le interesa tener un conflicto en la misión encomendada por su Emperatriz. Tenia un sabor amargo decirle emperatriz a su hermana menor. El mayordomo daba indicaciones a los diferentes nobles y sirvientes que se congregaban a su alrededor. Esa muestra de poder era infantil, el verdadero poder estaba en el interior del palacio jugando con su hijo y alistando su mejor vestido. 

Zulficar trataba de mostrarse atento a su anfitrión _Como le decia mi príncipe en Loth nadie se sentía con el poder suficiente para desafiar al traidor_Darcio intentaba congraciarse con él aunque el destino de los campos dorados era incierto. Su hermana fue ambigua  de como tomar el control de Loth, no descartaba el uso de la violencia pero le habia pedido que fuera efectivo y no cruel. Sin embargo, ambos son hijos de Silas. La crueldad es tan de ellos como sus ojos amarillos y sus manos pesadas. 

Después de una breve bienvenida donde la madre imperial entraba con toda la pompa que podía, se sentó en el trono de ámbar vacío. Ante la mirada atónita de los nobles, mando a llamar sin mucha ceremonia a la esposa del traidor, Adrestia de Loth. 




Tres mujeres ingresaron a la sala una de ellas cargaba a un niño de un año aproximadamente. La viuda del león se movía lentamente, su bebe estaba inquieto y trataba de zafarse del agarre. Llevaba una corona sencilla, sus cabellos dorados se extendian como  una cortina de oro resaltando su negro vestido. La madre imperial la observó con detenimiento, como una reliquia que tenía que ser evaluada su grado de autenticidad. Adrestia, la hija menor de la segunda familia más rica de Malpaz, esperaba como sus parientes que la emperatriz asigne un nuevo gobernante. Loth, tierra fértil del imperio había sido gobernada por la línea paterna de los emperadores. Primos, tíos y hermanos, también podian elegir que los anteriores gobernantes siguieran con su propia dinastía, siempre que rindieran obediencia a la dinastía esmeralda. Sin embargo, las lineas sanguíneas se desdibujan con los años y los matrimonios. La sangre imperial se iba perdiendo junto con su lealtad

Adrestia se acercó a la madre imperial sin levantar la mirada _Gran madre Imperal_ Saludo. Sus manos permanecían en los pliegues de la falda. La sacerdotisa imperial dio un paso hacia delante sin perder de vista al hijo del león _Fértiles los campos de tu familia_ Por un momento pudo detectar la expresión de odio velado. La muerte del león vengador había dejado cicatrices en su pueblo pese a los esfuerzos de la dinastía y las devotas de Cassia de imponer su dominio. 

_ Así que este es la semilla del León dorado_Dijo la madre imperial, su voz estaba teñida de desprecio mientras el bebé comenzaba a llorar por el agarre de su nodriza_ Sera leal a la dinastia? O será como su padre, un traidor?_ 

Zulficar podia oir rechinar dientes, contuvo la risa cuando vio el terror en el rostro del mayordomo. Su madre provocaba al enemigo para que reaccionara para poder desatar su violencia. Su padre Silas hacia lo mismo. Con cada diplomatico, noble que lo molestara, una carta blanca para desatar el infierno y no cargarlo en sus conciencias. 

Aunque no estaban el palacio esmeralda y solo tenían 50 hombres en las afueras del palacio. Prior intentó derrocar a su hermana con el apoyo de todo su pueblo. Eso solo había ocurrido hace un año, solo 7 ciclos que se cumplirían en unos días. 

_Madre del Imperio, mi familia es leal a la dinastía._La voz de Adrestia tenía un tono cristalino pero firme_Las esposas de Loth nunca abrazamos la guerra o el conflicto pero no tenemos  el poder de impedir que nuestros esposos rechazen el llamado de la espada._Las nobles  rezaban sosteniendo sus cuentas sagradas, habian tres hombres en la sala; el  mayordomo, el principe Zulficar y el pequeño león. Entonces lo entendió de manera automática llevo su mano donde habia estado su daga, al no encontrarla el olor a río y el sabor de la sangre compartida confundió sus sentidos por un momento. 

_Que conveniente que las esposas de la tierra del sol no tengan poder, cuando se lo  necesita_Su madre se recostó en el trono disfrutando de ese respeto forzado. 

Zulficar se acercó al mayordomo de manera que pudo susurrarle _Lleveme ante el verdadero gobernante de Loth, tengo una oferta que hacerles_Darcio evaluó unos segundos y lo guió por una de las puertas laterales del salón. Su madre no notaría su ausencia mientras hubiera miedo para alimentarse.

Recorrieron una infinidad de pasillos de piedra ocre, el palacio olía a cerveza de mijo y grasa animal. Los sirvientes se retiraban en cuanto los veian pasar, no era respeto concluyó Zulficar, era una forma de protección si no veían nada, nada sabían. 

En una especie de granero con varios barriles de vino y sacos de granos, unos siete hombres con ropas negras y una liga amarilla en el brazo izquierdo lo recibieron. _Bienvenido primer príncipe Zulficar_ Saludo uno de ellos, su rostro estaba atravesado por una cicatriz limpia de su barbilla al pómulo izquierdo, esta tenía una coloración inusual azulada como el veneno de Armonia, conocido por ser el favorito de la guardia Obsidiana en la época de la rebelión. 

Los rostros cansados de los hombres y ropas desgastadas por el trabajo o el uso le daba un regocijo que trataba de ocultar. Se presentaron uno a uno, quien se mostraba como lider era el padre de Adrestia, Ferir de Volta._Por favor, escucha nuestra oferta de paz Principe _ Dijo con una semi sonrisa.


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