31 ene 2023

La mano que sostiene la corona II



Continuación de La mano que sostiene la corona

El murmullo de las mujeres rezando incordiaba a Ophelya le recordaba a sus primeros meses encerrada en el harem de Silas. Desde el trono ambar tenía una visión general del salón principal, no era lo mismo que el palacio esmeralda: Faltaba lujo, limpieza y mejores cortinas. 

Su sacerdotisa Beatrize le indicó que su hijo habia sido convocado por el consejo de Loth, una mueca amarga hizo al saber que la negociación dependia de su cachorro.  

Finjio concentrarse en la viuda del traidor que pretendía venderle una inocencia que no existía. Las nobles se iban presentando y dejaban canastas de diferentes alimentos como tributos simbólicos de sus ciudades. Aburrido, aburrido, aburrido  pensaba mientras la  ceremonia inutil pretende distraerla. Zulficar tomaba el poder de Loth y ponía un punto final a la rebelión de esos granjeros que jugaban a ser nobles. 

Las sacerdotisas del templo fueron claras con sus informes sobre el estado financiero de la ciudad-estado, las arcas estaban vacías y los graneros llenos esperando el mejor postor. Se les acaba el tiempo. El hambre es el primer visitante en los tiempos de guerra.

La presencia de Darcio era una sorpresa desagradable; la madre imperial  se había convencido que su hermano estaba en el reino de las sombras de Cassia y no respirando en Loth donde su cuñado Silas lo había exiliado. Todavía le dolía su traición ahora más que nunca porque al verlo podia ver a su propio padre vuelto a la vida, giró su anillo de plata varias veces. Todavia podía escuchar los gritos de su padre obligándolos a sonreír o bailar de manera perfecta para ser notados en la corte. 

Todo había cambiado cuando Silas le regaló su primer hijo, entre sus brazos nadie podía lastimarla o darle órdenes. Su padre estubo feliz por un tiempo hasta que se dio cuenta que el poder lo tenia su hija y no él. 

Se erigió en el trono con firmeza, recordando cual habia sido la orden dada por su majestad, su hija. Retomar el control de  Loth de manera pacífica. Silas no temía en usar su puño de fuego, pero Elis caminaba prudentemente. ¿Porque puse la corona en la pequeña llama, sabiendo que mi lobo era quien mejor dominaba su peso?. La mirada de reproche de Beatrize le daba risa pero tenía que interpretar el papel de madre del Imperio. No deseaba  tener una sesión con ella de meditación. 





_Esta noche gran madre Imperial se hara un banquete en su honor_ Anunció la viuda. Su mirada permanencia estática como un ciervo resignado a la flecha del cazador. 

Por una puerta lateral ingresaron los miembros del consejo de Loth, con el odioso Darcio y su hijo.  El líder de ese consejo se situó junto a su hija mientras la muchacha miraba a un costado parecía que buscaba a su bebe pero, sus ojos se clavaron en el suelo mientras su padre hablaba_Bienvenida Madre Imperial, estamos felices de su visita y la de nuestro principe _Ferir de Volta se mostraba afable_ Mi hija olvido decir que el banquete también es para honrar al nuestro nuevo regente, el príncipe Zulficar_ Los rezos de detuvieron abruptamente, los hombres del consejo reprendieron discretamente a sus esposas pero ninguna siguió. 

_Acepto sus tributos con la bendición de la Luz del poder que ilumina nuestro gran Imperio_ La voz de la madre imperial es dramatica_ que Cassia colme a Loth con buenas cosechas y fertilidad su tierra. Mi hijo Zulficar dará su mano a la justicia y el orden que esperan. Espero que gobierne esta tierra por muchos ciclos_ La mirada de los nobles subversiva deleito a Ophelya.

_Justicia, Madre imperial es lo que estas tierras necesitan_ Dijo en tono áspero. Esperando una respuesta Ferir situó su mano en la daga en su costado. En su vida la madre imperial habia sido amenazada muchas veces por concubinas, nobles y hasta el mismo Silas. A diferencia de la mayoría de las personas, las amenazas hacen que su cuerpo se llenará de energía como una tormenta eléctrica en su punto más alto. En una ocasión, Silas había obligado a la madre de sus dos hijos a tomar un narcótico que en cantidades excesivas podia ser mortal. Ophelya tomó todo el frasco ante la mirada atónita de la corte y el emperador. Esa noche concibieron a Neron, su tercer hijo. 

El mayordomo intervino aplaudiendo con fuerza _El banquete sera a la noche, por favor sus majestades los acompaño a sus habitaciones_ Con voz impostada, acompaño a Zulficar y al séquito de la madre imperial al interior del palacio. 

El príncipe se encargó de la guardia personal alejándose de su madre que intentaba sacarle información. En la habitacion asignada Ophelya ordenó que la dejaran sola con Darcio. La sacerdotisa personal mordió sus labios pero se retiró con las damas de compañía, cerró la puerta pero permaneció pegada a ella. Su labor de mantener a flote la mente en caos de su empleadora se volvía cada día más exigente. Maldecía la orden de la joven emperatriz de alejar a su madre de la corte. 

_¿Como? ¿Como un niño se hace llamar el león vengador y hace una rebelión?_Increpó la madre imperial, caminaba de un lado a otro como un lobo midiendo su presa. La guardia obsidiana había eliminado a la mayoría de los aliados del traidor pero no a Ferir de Volta. El  mayor instigador que la rebelión tenia.





Su hermano se mantenía distante con la mirada baja esperando que la mujer se desahogara._Se suponía que ibas a tener el control de esta tierra! Se suponía que ibas a ser uno de los dedos de la dinastía!_Grito, sus mejillas cubiertas de espeso maquillaje se volvieron rosadas y el sudor le deba un aspecto sucio. 

_Querida hermana, el león era tu sobrino y mis manos fueron rechazadas por tu querido lobo_ Respondió extendiendo sus brazos como esperando un eminente ataque, su tono pacifico exasperaba a la madre imperial_ El imperio tiene que entregar una semilla para que Loth ceda su trigo_

La madre imperial comenzó a golpear a Darcio con rabia, gritando frases sin sentido. El mayordomo apenas se inmutaba por aquel arrebato, parecia una brisa veraniega tratando de derrumbar un roble. Las lágrimas y la saliva habían terminado de arruinar el maquillaje de la mujer como una máscara deforme. _No otra vez, van a alejarlos de mi_ Suplico aferrándose a la cintura del mayordomo que la miraba con irritación. Esa era la mujer que las sombras temían y las flores obedecían. Darcio la levantó todo lo que la joroba le permite colocándola en un divan, amaso sus cabellos entrecanos de manera torpe. Nunca entendió como Silas habia aguantado a su hermana. _Ese perro de Ferir y la puta de su hija, los quiero vomitando sangre en el ciclo del Conejo_Ordeno tomando las manos de su hermano.

El mayordomo se deshizo del agarre en un movimento elegante. Por la ventana podia verse los colores ocre del atardecer, el cielo esta despejado algo inusual en esa epoca del año. 

_Esto no es Morthyth, Madre imperial_Dijo en tono distante. Ser un exiliado de la capital imperial no le impedia tener información de lo que pasaba en el resto del Imperio. Se preguntaba que acción tomaría el flamante Conde de Belial cuando sepa el destino de su suegro._Las viejas costumbres son las que hay que aplicar, alianza por matrimonio. Un vástago de la dinastía y la fértil Loth será la paz de ambos_ 

La expresión amarga de la madre imperial lo divertía y preocupa, nunca habían sido sus hijos sino hijos del Imperio. Peones de la dinastía sujetos a lo que el Imperio exigía, matrimonios, alianzas y hijos. _Como puede crecer una semilla noble si en el suelo está la maleza?_ Contestó amargamente. 

Darcio sonrió de manera complice mientras arreglaba las trenzas  desechas de su hermana_Por supuesto, se arranca la maleza con cuchillo o veneno y si el suelo no da fruto se busca otro. Loth es generoso y sus hijas fértiles _La resolución del mayordomo hizo reir sonoramente a la madre Imperial, Ya era de noche, las lunas fantasmas estaban asomando por el horizonte. Una tormenta aislada se esta formando opacando el cielo azul oscuro, en alguna parte del palacio el bebe del león vengador llora en los brazos de su nodriza mientras su madre grita desgarrando sus vestidos de duelo. 


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