30 abr 2018

El honor del guardián de palacio



 El palacio de la dinastía esmeralda es el faro que guía al continente, sin importar de quien es la cabeza que lleva la corona. Quien maneja el palacio maneja, maneja el imperio se decía.
El mayordomo principal come con mesura. Dos ayudantes, aves delicadas, lo observan atentamente. Es un secreto a media voz que el honorable señor de las llaves, prefiere la carne joven e inocente, en especial  la de los niños que están por convertirse en hombres.
383 nombres y sobornos a las familias para mantener sus apetitos. La familia imperial tolero el comportamiento hasta la coronación de la luz del poder. Los secretos de la corona mantenían su cabeza segura. El numero 408 era de origen desconocido dijeron sus ayudantes, con risas sofocadas. En la habitación, un muchacho de 10 años trataba de mantenerse en pie, la droga era efectiva. Dejaba a la víctima en un estado de semiinconsciencia, pero sin control de su cuerpo.
El aliento cálido y fétido del mayordomo se mezcló con el dulce perfume del niño, algo inusual en los habitantes de Logpa, el barrio más pobre de la ciudad.
Los murmullos sofocados se volvieron gritos y suplicas acalladas por la almohada de plumas de kefir. La sangre no se hizo esperar, la resistencia del juguete como los llamaba. Era algo nuevo y excitante que lo llevo a ahogar el juguete, matándolo.
En su éxtasis el mayordomo no noto el cambio de público, sus ayudantes se retiraron y llegaron los guardias reales, el juez Nilsson y la madre de la víctima la condesa Sabiha de Rafiq prima de la emperatriz. No había sorpresa en sus rostros, solo asco y tristeza.
La ejecución seria publica, empalamiento y una hoguera le esperaban junto con sus cómplices, los ayudantes. Los secretos de 3 generaciones de emperadores y la corte serian cenizas sin valor. En la capital, todos alzan sus manos para agradecerle a Cassia por tan justa y bondadosa gobernante.
A kilómetros de la capital, la emperatriz ya tiene designado a su nuevo mayordomo principal. Alguien leal a ella y con vicios más aceptables para la corte.

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