28 jul 2023

Las cadenas son la salvación III



Continuación de Las cadenas son la salvación II

 La mirada torba del conde de Belial pasaba de la puerta donde se encontraba su esposa a  la prima de la emperatriz. Golpeó su copa contra la silla ornamental, un muchacho intento servirle pero le arrebató la jarra y comenzó a tomar de ahí. Los nobles vitoreaban la proeza imitando a su gobernante asaltaron las jarras tratando de beber hasta la inconciencia,  otros se robaban el oro de las mesas de apuestas. 

Primero fue el silbido como el trino de un pájaro y luego el calor que ahogaba a los nobles acostumbrados a las temperaturas de las forjas. Las llamas que brotaban de las paredes y los pisos, una planta invasora de fuego que devoraba todo a su paso. El salón lleno de nobles y guardias fue diezmado por la hoguera. Alguien había destruido la contención mágica de la forja mayor del palacio, ese poder desatado devastó el resto de las protecciones. El fuego ahora era libre, a su paso tomaba todo lo que podía para multipicarse y avanzar. El humo confundida a los guardias que trataban de sacar a los miembros de la corte de Belial. 

El ejercito carmesí pronto tomaria el castillo o lo que quedara de él, lo que las llamas del dios furioso dispusiera cuando su hambre fuera saciada. 




Hyperion de Marat desenvaino apuntando a la novicia Moira que se puso detrás de la marquesa. Esta paró el ataque del noble tratando de mantener la calma en esa tormenta de destrucción. El acero liviano del desierto parecía tener la ventaja contra la espada forjada en el corazón del imperio. Los golpes del ex duque son erráticos torpes por la edad y las emociones desatadas. Katerina apesar del envenenamiento y el cansancio ganaba terreno. El conde se debatía  entre intervenir o huir de la pelea. 

Las sacerdotisas entendieron que solo les quedaba verlar por si mismas, los guardias ocupados de salvar a los nobles del mar de fuego solo habían dejado una escolta pequeña para proteger a su gobernante. El sonido de acero chocado fue la señal que Moira esperaba, el ejercito carmesí había entrado en el castillo.

En un intento de estocada Hyperion se resbaló dejando expuesto su costado derecho, la marquesa le cortó la mano derecha y su cuello de un solo movimiento. Un río escarlata se precipitó en el suelo, formando una laguna alrededor del cuerpo del noble. 

La marquesa Giska y el conde de Belial se medían en silencio como dos bestias por disputar su territorio. _Tenia que mandarte a vos_Vosifero con odio el conde_ A la perra guardiana de la corte_ El rencor existía entre esos dos desde que eran jóvenes. Cuando el conde era un pobre noble sin poder y la marquesa era una niña con una corona de plata en su cabeza y la arrogancia de la dinastía en su voz.

Katerina abrió la boca para contestar el insulto con una respuesta igual o peor. Simplemente alzó la espada en un gesto desafiante no iba a gastar palabras con ese despojo de amante.

Alastair sacó su espada corta forjada en la forja principal, La boca del dios del fuego. Se rió ante la provocación de la noble_Te voy a mandar en pedazos a tu prima, asi entiende quien es el que tiene el poder_Dijo con sorna.

La pelea estaba igualada por los golpes continuos de la marquesa y la velocidad del conde. La ferocidad iba en aumento como la intensidad del fuego que ganaba terreno en el salón. Los guardias intentaron intervenir pero el cadáver de Hyperion los ataco, la novicia Moira manejaba  de manera torpe su nueva muñeca. Deseaba que la pelea acabara de una vez. 




Arcyla se puso sus guantes/manoplas de plata ideales para usar su dominio junto con sus puños. Un guardia tomó a Moira de las manos para impedirle usar su dominio, al no resistirse se acercó un poco mas. La sacerdotisa le escupió en la cara mientras se zafaba con torpeza, el guardia la golpeó tirándola al suelo, el resto de los guardias hicieron un semi circulo entre el conde y la marquesa que estaban peleando con la violencia de dos perros rabiosos. 

La mestre Arcyla dominaba lo que se decia los hilos de la luz o la electricidad. un dominio que era anormal y pocos tenian maestria en el. Su “utilidad” era usada en los laboratorios o las salas de interrogación de los templos. Se decía que ese dominio compartia su campo con el del fuego en Thai-Shun y el dominio de agua en la dinastía esmeralda. Arcyla fue educada por una sacerdotisa anciana sus primeros años en el templo. Pero al morir se volvió autodidacta.  Descubrió que un porcentaje de los maestros de la cadena poseian su domino y se infiltro por varios ciclos en el gremio. Fueron más que fructiferos esos años. Sin embargo, la mestra queria lujos que solo podía obtener con la política y los negocios.

El guardia que había tocado se retorcia en el suelo como un gusano, mientras que el guardia que Moira habia escupido era consumido por el fuego. Moira por su parte, retomó el control del cuerpo del ex Duque que se movia de una manera mecánica. Esta se dirigió a la sala donde se encontraba la condesa y sus parteras. 

Katerina atacaba sin piedad, sus manos estaban negras como garras de lobo. La sacerdotisa Arcyla temía que en cualquier momento la noble colapsara por el veneno. Pero por el contrario parecía que se volvia más veloz. El conde sudaba, maldiciendo a la marquesa, a la dinastía. Empujo con su cuerpo a la marquesa pero ambos cayeron al suelo que se había convertido en una trampa ardiente. No quedaba ningún guardia en pie, Arcyla dejo a la mayoría retorciéndose en el suelo siendo alimento de las llamas. 

La marquesa gritó de frustración, la espada del conde la había alcanzado dos veces dejando su brazo izquierdo inutil. Ya sin poder sostener la espada la arrojó al suelo. Alaistar atacó directamente creyendo que tenia la victoria pero, al avanzar no noto que había una grieta que se ensanchaba velozmente. El piso colapsó en una nube de humo y fuego que trago al conde. El salón caía bajo el poder del fuego desatado, la sacerdotisa y la marquesa avanzaron a la habitación de la condesa que estaba silenciosa. 

Encontraron a las sirvientas, parteras y la esposa del conde en un baño de sangre, el cadaver reanimado de Hyperion remataba a la ultima sirvienta que rogaba piedad.  Moira recorrió con la mirada asegurándose que su trabajo estaba terminado. 

Entre los cadáveres y la sangre, lloraba un bebe. El hijo del conde de Belial había sobrevivido a su prematuro nacimiento y al baño de sangre. Las sacerdotisas se miraron perplejas, Moira rompió lentamente el hechizo del cadáver pero no tocó al infante. La mestre Arcyla envolvió con un mantel ensangrentado  y se lo ofreció a la marquesa que mantenia sus ojos fijos en el umbral de la habitación esperando al capitan del ejército. 

_Mi señora, este es el heredero de Belial_Dijo la mestra tendiendo el niño que lloraba con desesperación._Qué nombre desea ponerle?_Pregunto insegura apelando al sentido práctico de la noble. 

La marquesa resopló con disgusto_ Luca de Kaltian, nuestra emperatriz dira si es o no el heredero de Belial_Contesto con fastidio. Si por ella fuera hubiera  quemado a todo el castillo con sus gobernantes adentro. Resolver el problema de raíz como habia prometido a su gobernante.