20 nov 2022

Cada hilo esconde una lágrima



Continuación de El oficio de la tejedora

Lo primero es el olor dulzón de frutas pasadas luego son los murmullos de las ayudantes de cocina. Todas las mañanas, mejor dicho antes del amanecer, Satine perdia el sueño. Velmor por el calor habia decidido no usar nada de ropa para dormir. Ni la luz o el sonido insoportable de las ollas podían despertarlo. Los primeros días fueron difíciles pero ahora era tan común como empezar el día. Se vistió lentamente descartando las enaguas que debían lavar, vestidos manchados de vino o comida. Estos se encontraban desperdigados por la habitación en cada rincón habían copas vacías, pergaminos, botellas y todo tenía una capa de polvo o grasa. 

El reflejo de una joven con ojeras azules y labios blancos por el alcohol la deprimía casi todas las mañanas. Debia dejar de tomar o hacerlo de una manera controlada hasta ganar resistencia. Se maquillo y peino podía ver su mano no era hábil para obtener el aspecto noble que buscaba. Velmor no hacía mucho podía ayudarla en esa área, desvestirla era su trabajo favorito. 

El sonido de la puerta la sobresaltó, una sirvienta traía una bandeja de madera con una jarra humeante de té, pan horneado y queso fresco de cabra. Velmor tomó la bandeja dejándola en la mesa que se encontraba llena de libros. Con la otra mano abrazo a la joven sirvienta que reía con deleite ante las atenciones del sacerdote. 

Satine ignoró la secuencia concentrándose en el desayuno. El té estaba amargo, el pan blando y el queso agrio. Estaba tentada a escupirlo pero entendía que debía priorizar entre un desayuno de noble envenenado o el de un sirviente pero seguro. 

_ Podría pedirle a mi amiga que limpie_Dijo la sirvienta presa de las caricias de Velmor, este rió secamente mientras ella acariciaba su cuerpo con hambre. 

En la fortaleza de sus padres, compartía cuarto con su hermana menor Esmeralda. Aunque Satine había tenido una pierna enferma y luego la mecánica, su madre habia insistido que no necesitaba asistencia de ningún tipo. Esmeralda consiguió el cuarto y la sirvienta de una de sus hermanas que se casó, dejando a Satine en el cuarto de niños por tres años hasta que se unió a la corte itinerante.

 Los gemidos de la joven eran como chillidos de rata, el golpeteo de la cama termino rápido como comenzó. Velmor no se esforzaba con ella, sus poderes hacian el resto “La niebla rosa” como le decía. Envidiaba a las sirvientas que podian disfrutar libremente a la luz del día de las delicias. Se había acostumbrado a muchas cosas pero todavía no podía recibir placer en esos intercambios. Su novia despidio a la chica con un movimiento laxo_ Deberias probar con hierba azul_ Dijo mientras se ponía la ropa arrugada. 





Era la segunda vez que sugeria eso, Satine no respondió no tenia fuerzas para discutir. Se puso unos aretes de cristal verde y los dos anillos que le habian dado por ser miembro de la corte. Su imagen de noble responsable y austera le servía para ocultar la falta de oro y apoyo familiar. Como dama de compañía principal de la Emperatriz tenía una recompensa monetaria pero no era suficiente para obtener mejores lugares en los espectáculos, comidas o joyas. Para compensar esto Velmor habia trazado una estrategia: iban de fiesta en fiesta comiendo y bebiendo, sacaban invitaciones a través de apuestas de beber y dormían en camas ajenas para obtener favores de todo tipo. En el caso de ella, había logrado hacer que Zorzal el mayordomo principal, se interesara en su bienestar. Sin embargo, ese interés estaba relacionado a su cercanía con la luz del poder como la mayoría de los nobles que se acercaban a ella. 

Su cuarto es uno de los más alejados a la ala imperial. Por ser nueva en el consejo de las flores le asigno un cuarto de cortesana que daba al patio de la segunda cocina, la cocina de los nobles menores. Asistentes, sacerdotisas y sirvientes de los nobles más importantes de la corte esmeralda. Esta asignación no fue azarosa, la mano de Lorcas de Sirodel y su séquito estaba en ella. Podía usar los cuartos de la novicia imperial para el día pero por la noche debia dormir en su propio cuarto. 

Esto se debía a una red de hechizos antiguamente creados por el gremio de la cadena y el sacerdocio de Cassia cuando se construyó el palacio principal. Permite un control de los nobles y la seguridad del Emperador de turno. Los cuartos tenían hechizos vinculantes que solo podia dormir, comer y bañarse su dueño. Dichos cuartos podian eliminar, expulsar o paralizar al invasor. Con los años las sacerdotisas de Cassia lograron atenuar estos conjuros, incluso sacarlos de algunos cuartos. pero los del ala imperial se mantenían fuertes y nadie quería arriesgarse. Eso le habia explicado Zorzal, este era una fuente de información valiosa en lo que respectaba al protocolo y el funcionamiento del palacio. 





Todas las mañanas la joven debía prepararse como podía para llegar al cuarto de la novicia imperial y esperar la señal para asistir a la emperatiz. Corría por los intrincados pasillos interiores con su asistente luego se separaban para cumplir las misiones del dia. Velmor estaba más distraído que nunca  apenas cumplía una o dos comandas que le daba. La novicia Moira le habia contestado la última carta. La luz del poder también la leyó pero su expresión fue enigmatica. Estando solas le contó las circunstancias del casamiento de su prima y el archiduque. La alianza habia sido para asegurar los límites con el reino de Mantor, la familia del archiduque estaba en una situación financiera delicada  se decía que la hermana menor iba a heredar el territorio ya que el primogénito no habia podido tener hijos con su anterior esposa. La primera esposa del archiduque habia muerto de manera accidental, los rumores decian que también las amantes morían de la misma forma. La familia Giska contaba con la sangre imperial y las arcas familiares se encontraban llenas de oro.  

_Mi prima quería una boda hermosa, como la de mi abuela _ Dijo mientras firmaba decretos sin muchas ganas_ Tuvo la boda pero plagada de pequeñas desgracias. Lluvia, animales muertos y la suegra tirándole una jarra de vino a un pariente. Mi tia le dijo a Katerina que esa decisión le traeria lágrimas _ Elis trataba de mantenerse al margen de las alianzas familiares. A diferencia de su madre no disfrutaba de todo ese espectáculo _Recuerdo como sonreía ella _ Satine recordaba que sus padres se encontraban en la corte de Loth y comentaban la particular unión_ Mientras el territorio de mi prima prosperaba lento. El archiduque perdía sumas de dinero en apuestas, negocios fallidos y compañía, mucha compañía. Ademas se decía que Katerina estaba enfermando todo el tiempo, desapareciendo por largos periodos. En un momento las familias reclamaron herederos_ La emperatriz dejo de escribir para buscar con la mirada a alguien_ La acusaron a mi prima de no ser buena mujer. No aguanto más. Pidió que aprobará junto con la gran sacerdotisa el divorcio_ Sonrió con tristeza_ Supongo que mi padre no lo hubiera aprobado por eso aguanto hasta mi coronación_  

Por la puerta lateral entro la condesa de Seshat y Lorcas de Sindorel con sus respectivas sacerdotisas. Hablaban en susurros mirando de manera agria el vestido sencillo de la dama de compania de la emperatriz. Satine leia las comandas mientras inspeccionaba los sellos mágicos de las sacerdotisas que trabajaban torpemente. No muy diferente a la novicia Moira que le temblaban las manos cuando sentía que la miraban trabajar. Ignoro a las nobles había aprendido a dominar su ira sólo en apariencia, agradecia a Velmor por sus consejos. Aunque una parte de ella se negaba a rendirse a la pasividad.





Las nobles se inclinaron ante la Luz del poder que tenía una expresión de decepción al verlas. Satine noto esto y mandó a una de las ayudantes a buscar al compañero de armas de la emperatriz, el príncipe Kanghui. La condesa Seshat informó del estado de las rutas comerciales era urgente negociar términos con los principados y obtener un segundo proveedor de grano para el Imperio. Loth podía estar asegurado pero de una manera muy precaria, lo mismo pasaba con la ciudad-estado de Morthyth. La emperatriz la escuchaba mientras leía una carta de su prima, la marquesa Giska. Su rostro se mantenía neutro pero sus ojos brillaban de una manera inusual como dos llamas naranjas. Miro disgustada a lady  Sindorel, el sonido de sus dedos golpeando la mesa tensionó a las nobles. Satine se concentró en buscar lo que molestaba a la emperatriz para ocultarlo o eliminarlo de manera discreta como le habia enseñado la marquesa Giska. El vestido de Lorcas era blanco con detalles en dorado que brillaban como diamantes de Enoch. Los accesorios hacían juego con ese diseño, la tiara tenia forma de laureles dorados con incrustaciones de diamantes ambar y lágrimas lunares. Satine se obligó a no mostrar ningún tipo de emoción, queria ver como la Luz del poder ejerce su violencia con su rival. Queria oir sus súplicas y sus gritos. 

La emperatriz señalo a Lorcas con voz ronca pregunto _Quien es?_

Satine reprimió la sonrisa_Es Lady Lorcas de Sidorel, pertenece a la ciudad-estado de Morthyth. Miembro del consejo de las flores._Contesto brevemente. Mientras Lorcas buscaba confundida la razón del enfado de su gobernante. La condesa de Seshat se mantenía en silencio asi como su sacerdotisa que ocultaba su rostro con el velo. 





La emperatriz asintió con la mirada fija en la tiara que brillaba como un sol propio, chasqueo los dedos y dos guardias se colocaron lado a lado de la noble que se encontraba muda por el miedo o la confusión. _Donde consiguio esa tiara Lady Lorcas?_Pregunto mientras tomaba el puñal que se encontraba en su cintura. 

_Fue un regalo de un admirador secreto, como entenderá majestad simplemente llego a mis manos_ Los puños de Lorcas se aferraban a la falda con violencia, su sacerdotisa jugeteaba nerviosa con la punta de su velo, parecia una niña nerviosa porque su madre iba a castigarla. Satine recordaba las palabras de la novicia Moira: las sacerdotisas eran en gran parte las hacedores de nobles y gobernantes. Si la novicia es mediocre, el noble deja de serlo.   

Los guardias aferraron a la noble que se mantuvo impasible ante el avance de Elis. Cuando le saco la tiara tirando de sus cabellos dejandola despeinada y con menos cabellera, tampoco dijo nada. La emperatriz miro los brillantes con la luz de la ventana, estos desprendían una luz amarillenta. _Sabes que es esto Lady Satine?_ Pregunto con sorna mientras estudiaba los rostros de las nobles.

_Si, su majestad. Es la corona de las luces de la Rosa dorada, su abuela_Contesto con petulancia la joven_Con esa tirara fue enterrada en la tumba blanca_ Agregó disfrutando de la derrota de la odiosa de Lorcas. Que error estupido cometió, todo aquel que aspira estar en la corte conoce la joyas imperiales de las coronas consagradas hasta los anillos de los principes menores.

La emperatriz golpeó la corona contra el escritorio de mármol, los brillantes flotaron por la habitación como estrellas fugaces. Uno de los diamantes ambar se partió mostrando su interior blanco. Nadie dijo nada al respecto mientras Elis rompía uno a uno los diamantes para ver su corazón blanco como su cabello. Los diamantes de ambar autenticos tenían su interior color amarillento como las arenas del desierto. Quien envió la corona mando una imitacion perfecta. Sin embargo, Lady Satine como dama de compañía de la Luz del poder no habia podido distinguir los diamantes falsos de los reales. 




Las puertas dobles se abrieron caminando arrogante venía el príncipe Kanghui que vestía con ropas de combate. La expresión de la emperatriz paso de furia a molestia_ Fuera, todas_ Ordenó, mientras el príncipe la abrazo por la cintura con total desfachatez. Lady Lorcas y la condesa se inclinaron despidiéndose dejando a Satine preguntando como había caído en una trampa así, o si la trampa era para su majestad y ella solo fue un medio_Como te dije Lady Satine, la corte de las flores excede tus juegos_Dijo Kanghui besaba el cuello de la emperatriz con un hambre inusual, eso explicaba los moretones en el pecho y las marcas rojas que las sacerdotisas trataban de ocultar todas las mañanas.

_Mi unico objetivo es el bienestar de su majestad y la prosperidad del Imperio, Luz del poder_Contesto inclinándose. Su mente empezó a buscar planes, sobornos y las órdenes a su novia, Velmor. La corte era su lugar y no iba a perderlo.

_Tu objetivo es ser mis ojos y oídos pero necesitan mejorar_ Las manos del príncipe buscaban una abertura en el vestido bordo, la mano de la emperatriz le arrojó uno de los diamantes falsos_ Tráeme la cabeza del admirador de Lorcas de Sidorel y las fueron involucradas en todo este asunto, Zorzal esta a tu disposición_ 

Satine se inclino rápidamente y se marcho del estudio. Podía oír los gemidos a distancia, las sacerdotisas debían quedase en la puerta como lo indicaba la tradición. Velmor la esperaba en un arco de piedra y le extendio una pila de pergaminos y cartas. Caminando hacia uno de los banquetes programados el sacerdote llego a la misma conclución la corona falsa había sido una advertencia. Si era para Satine esta debía actuar con cautela con el consejo de las flores, si quería permanecer en el palacio como dama de compañía. Pero si era para la emperatriz los celos mezquinos de la joven no tenían espacio en ese conflicto.


23 oct 2022

Fiesta de la ceniza y las sombras

 


Continuación de La corte de hielo y piedra

La ladera de la montaña era un paisaje desolador, la nieve estaba sucia por el deshielo y el paso de la multitud congregada en la fortaleza del rey Jensen. Al limite del territorio del Imperio las antorchas se veian como luciernagas moribundas. Zathrian observaba en interior del salón donde se llevaba a cabo la boda de su prima con el archiduque Tyr de Behemoth. Las rusticas lamparas de aceite no iluminaban lo suficiente. La luz de las lunas se encontraba escondida por las montañas. Pese a ese ambiente sombrío,  la ruidosa asistencia de los generales y la familia real de Mantor es alegre.  

El príncipe heredero podía distinguir a todos sus hermanos, su padre se aseguró que todos fueran considerados iguales, sin importar de que mujer provenian. Sonrió al ver a los gemelos Mattias y Isaias, sus cabellos alborotados y sus ropas llenas de nieve les daba un aspecto de campesinos y no príncipes. Podia notar como habian crecido porque llegaban a las costillas de su padre. El segundo príncipe, Urke, hizo su aparición se sentó en una mesa proxima a la del rey.  



Los novios estaban sentados en la mesa principal. En una mesa apartada estaba la familia del archiduque, los padres, su hermana y sus sobrinas. Tenian una mirada sombría, asqueada. Los generales se apoderaban de la comida como un botín de guerra y se disputaban las jarras de vino en términos de vida o muerte. Los gritos podían viajar con el viento hasta el balcón donde el príncipe heredero los miraba. Urke saludo a los capitanes y generales que tenía cerca, el resto de sus hermanos no se atrevían a acercarse a la mesa o al balcón donde el principe heredero se encontraba. 

El pastel de bodas estaba decorado con flores silvestres fue colocado en frente de los comensales, esperando que la nueva pareja lo cortara. Una de las sobrinas del archiduque intentó levantarse, pero su madre la sentó de nuevo con un tirón del brazo. La niña escondió su rostro mientras los adultos miraban a la mesa principal con frialdad.

Matthias corrió hacia la mesa principal exigiendo un pedazo de la torta, sus manos sucias se extendieron a las flores, arrebato algunas para comérselas. Jensen río mientras llamo a una doncella para que se lo llevara junto con Isaias.  



Su prima vestía un elaborado vestido rojo, su cabello rubio trenzado brillaba. En su rostro enrojecido por el alcohol podia apreciarse rastros de maquillaje. El novio no la miraba, simplemente sonreía a su suegro y al rey pregonando planes de conquista. Zathrian se preguntaba cuanto le duraria la alegría a los recien casados, los planes de su padre eran un misterio y dudaba que un extrajero tenga una incidencia en ellos. Además que la fama de su prima no era la mejor en la corte negra ya que su prima es generosa con su amor y su lecho.



Urke de Lamia , el segundo príncipe como le decían tenía su mirada fija en su copa, ignorando al rey y al primer príncipe. Desde la muerte de su madre, el segundo príncipe se encontraba lejos de la corte negra. En Bahia Silenciosa donde cuidaba de la ciudad-fortaleza marítima, Rohana, la bella. Honor que su padre le habia concedido para compensar la falta de su madre.

La mirada de Jensen se fijó en su heredero extendió su copa hacia uno de sus generales que atravesó el salón tropezando en el camino con las mesas y sillas. Al llegar al balcón donde se encontraba el príncipe Zathrian, la alegría huyo de su rostro. El joven parecía la encarnación de su dios Lothar, el oscuro señor de las montañas. Sus cabellos negros y la piel de lobo gris en sus hombros evocaban al de un joven Jensen. Como un presagio de un futuro próximo, el general se inclinó temeroso pidiéndole que se acercara a la mesa principal. 

De mala gana siguió al general hasta su padre, los gritos y las apuestas para beber estaban aumentado así como la borrachera de los novios y la buena predisposición del rey. La semi sonrisa y la mano posada en el borde de la copa indicaba que ya tenia suficiente con las palabras de su hermano o el yerno. 

Los novios se retiraron para celebrar la noche nupcial, la costumbre era internarse en la montaña por tres dias después de ese lapso eran oficialmente marido y mujer. Pero el archiduque ajeno a las costumbres de Mantor se le concedió su noche de bodas en el ala Este del castillo, la parte vieja. El techo estaba roto en varias partes y una parte se encontraba derrumbada. La expresión de disgusto del noble era evidente pero como había dicho el rey, eso era mejor que una cueva perdida en la cordillera. Para un hombre de una tierra extranjera segun Jensen y los patriarcas era un lujo. 



Zathrian se sento junto a su padre que llamaba a su hermano menor, Urke. Las miradas de los principes se cruzaron brevemente, el heredero llevo su mano a su regazo donde escondia el puñal y el segundo príncipe mostró de manera velada, su puño izquierdo lleno de anillos con piedras afiladas como ornamento. 

Los tres se mantenían en silencio mientras los nobles seguian a los novios internarse en el castillo. Solo habian quedado los tres generales principales como testigos de la reunión. 

_Urke, ya es tiempo_ Dijo Jensen con orgullo. Uno de los generales tendió una daga negra y un compas. Los ojos grises del joven príncipe brillaron con ambición_ Desde ahora dirigirá la flota negra. Su almirante Urke de Lamia_ 

El rey y los generales felicitaron al príncipe que entonaba con arrogancia su juramento de lealtad y agredecimiento. Desplegaron el mapa del continente, colocando las figuras y la estrategia que los llevaria a la gloria. 

El principe heredero mantenia sus puños cerrados y su mirada en un punto lejano del salón, murmuro una felicitación.  Su padre lo mando a buscar los caballos para partir al castillo negro, a modo de castigo por su actitud. No le sorprendia que Urke tuviera la flota, no en vano se habia refugiado en Rohana, pueblo natal de su fallecida madre.

Los gritos de los nobles se escuchaban a lo lejos, podia distinguir los gritos del General Otto, los retos de los patriarcas y las risas ahogadas de las damas. Por el rabillo del ojo creyo ver un destello verde oscuro como una luz tenebre de las tierras de Lothar.

El principe heredero corrió a los establos tratando de ocultar su enojo. La guerra comienza. Mientras que su hermano pequeño se convertiría en un heroe, un guerrero respetado por los generales y el pueblo. Él se mantendrá protegido en los muros de la fortaleza negra. Como un cobarde, un blando  Podia oir la voz de su madre repitiendo hasta el cansancio, que él era el único heredero, nadie podia ser el primer príncipe si él vivia y frases por el estilo que lo acompañaron toda su vida. 

Tomo las riendas del caballo de su padre con fuerza y el animal protestó pero el principe lo ignoró. El olor del establo quedo eclipsado por otro madera quemada no cualquier madera, roble negro que se encuentra solo en los templos de Cassia del sur. La figura de velo negro se acercó mientras el joven miraba como las nubes bajan a la ladera de la montaña dejando el cielo despejado. 



_Como le informe primer príncipe, su padre le dará la gloria de la guerra a su hermano menor_Dijo la sacerdotisa de Cassia _Después quien sabe cual va a ser la cabeza que la corona negra conozca?_ Agrego Kainda. Trataba de mantener la compostura pero estaba cansada, las fiestas en Mantor eran salvajes y prolongadas. Sentía que iba a vomitar la cerveza y el ciervo crudo que le habían servido. La expresión de frustración de Zathrian empeoró. Caliban empujó al príncipe para salir como estampida chocando contra el muro de piedra derrumbado que servía como división entre la granja y el establo. El caballo del rey se lastimó una de las patas quedando indefenso en el suelo. Los relinchos y movimientos desesperados del animal llamaron la atención de los nobles que volvían del acompañar a la pareja. Todos observaban la situación expectantes, esperando la presencia del rey para que termine con el sufrimiento del animal. 




Sin embargo, el primer príncipe saco su daga corta con la maestria de un carnicero cortó el cuello del animal. La sangre empapo el suelo de por si sucio por el barro y la nieve. Caliban habia sido un animal caprichoso, no dejaba que ninguno de los príncipes lo montara, incluso cuando Jensen quería llevar a uno de sus hijos en su grupa este se mantenía inmovil. Orgulloso y terco. Su pelaje marrón oscuro estaba corto ya que la época cálida se aproximaba. 

Zathrian se quedo mirando la muerte del animal limpiando la daga con tranquilidad, su padre se acerco con pesar. Amaba ese caballo y su hijo lo sabía. Jensen consoló al animal mientras el primer y segundo príncipe esperaban las órdenes de su padre. 

_Almirante Urke de Lamia ya tiene sus ordenes_ La voz del rey negro es pausada casi como un eco fantasmal o el viento montañez_ El Príncipe heredero ira a la fortaleza de Lorcas a protejer nuestra frontera_

El heredero solo asintio sintiendo que le quemaba el rostro de verguenza y ira. Lo habia desplazado al recóndito lugar donde Lothar no ponia sus ojos pero Cassia podria escucharlo.


13 sept 2022

El ciclo de la serpiente


Continuación de El festival de las bestias


Después del festival de la cosecha la sombra de las lunas gemelas se volvió tenue. Dando paso a la estacion cálida. El deshielo había comenzado y el río Orath se tornaba caudaloso e impredecible. La ciudad costera de Arloh al sur de Belial llegaban embarcaciones del interior de Reddthy y de la isla Veremyn. El sonido de las corrientes del río y el mar que chocaban violentamente era un arrullo constante para los habitantes de la bahía. 

El puerto  se encontraba concurrido. Los barcos seguían llegando y partiendo. Del interior de la ciudad-estado llegaban las mercancías y las noticias. Hombres de la republica libre negociaban con navegantes de la asociación de comercio imperial. Sacerdotisas de Thassa compraban telas azules a piratas de Thai-Shum, cuyas máscaras son tan inquietantes como sus voces. 




Las estrechas calles de madera impregnadas de coral y salitre se hablaba de la unión del Conde y la hija del Duque de Morthyth. Una sirvienta de la fortaleza local discutía con su hermana recién llegada de Karnak. Las forjas de Belial trabajaban de día y noche, el resplandor era un pequeño sol haciendo que la ciudad no durmiera. Según las palabras de la mujer. Los forjadores y las casas de artesanos temían la llegada de la estación cálida, porque eso aumentaba el riesgo de incendios en el territorio. Quienes vivian en  Arloh  se dividían en dos posturas, quienes lamentaban que su conde habia dejado escapar a la Luz del poder y otros que festejaban el fin de ese romance herético. Unos pocos entendían que lo que importaba un corazón roto en el esquema del dominio del Imperio. 

La guerra contra Mantor y la rebelión frustrada de Loth flotaban en el aire como el olor nauseabundo del mercado de pescado. Imposible de ignorar pero nadie decía nada al respecto. La mirada atenta de las sacerdotisas de Cassia era la advertencia que el Imperio estaba allí aunque no se esforzará por ejercer su poder. 

El capitán del barco Lamia dormida ingresó al templo de Cassia de la ciudad. El edificio es modesto podia confundiendose con una casa de un mercader. Las marcas en la puerta y las cortinas verdes que colgaban son el único indicio que allí estaban las hijas de Cassia.

Al ingresar una mujer lo recibió con una mueca de decepción. El capitán empezó a dar sus explicaciones, la falla del plan y porque tuvo que huir del punto donde esperaba al prodigio de fuego y sus guardianas. La sacerdotisa queria silenciar al hombre, arrancarle cada diente con tal de que se callara. Pero ya era tarde, las pocas sacerdotisas que se encontraban en el templo escuchaban atentas. 





Aclaró su garganta y el capitan detuvo su monólogo. Pensaba reclamar el pago pero prefirió solo avisarle a la devota de Cassia que solo iba a cobrarle la mitad del monto acordado ya que no había traído a esos pasajeros. 

Arcyla no habia heredado la habilidad negociadora de su madre o la simpatía de los hombres del mar como su padre. Esos dones eran de su hermana, que ahora se encontraba fuera del ojo de la orden de Cassia y fuera de su alcance. 

_Me debe un viaje por el río Orath_ Dijo la joven. Disfrutaba del rostro descompuesto del capitán, esa ansiedad y terror que generaba el verde. La deuda contraída con la orden era una deuda con la diosa._ En cuántos ciclos podremos llegar a Tamaran?_ Los velos verdes de ese templo estaban desgastados y la mayoria son de calidad modesta. 

El capitan dudo si mentir o no. Para la mayoría de los habitantes de Belial su dios protector era Asteth, señor del fuego y las forjas. Sin embargo, su Madre era Cassia. ese miedo reverencial lo hizo contestar._ Dos a tres ciclos si la corriente es buena_

Arcyla  acomodo su velo de manera lenta mostrando los complicados detalles de plata bordado en él. El color esmeralda es vibrante a comparacion con los muros grises y carentes de adornos del templo _ Olvido la llegada del verano, un ciclo es más que suficiente_ Contestó. El capitán se despidió recordando que en la mañana la esperaba en el puerto. Este corrió a la salida y azoto la puerta principal. 





Los pasillos de ese templo son estrechos, el olor a madera húmeda es diferente a la Isla o eso creía Arcyla. Extrañaba su templo, el puerto sin fin de la isla y la comida grasosa del mercado marino. No le gustaba el continente con su gente común, tampoco el mar con sus amantes,  piratas y aventureros. Disfrutaba de la rutina de todos los días, el saber que el te de cada mañana era del mismo sabor. Una sacerdotisa le tendió una pila de cartas con diversos sellos, al parecer eran los estados las misiones que se llevaban acabo en ese lado del río. Misiones que estaban en un punto muerto por razones ajenas a las sabias manos de la orden. El fracaso que la recuperación de la prodigio del fuego caía en ella. Su hermana Hipolita habia fallado, aunque la llenaba de alegría saber que habia perdido a su tripulación y el barco que amaba. Ahora las dos no tenemos nada, estaban a mano a los ojos de la diosa. Sin embargo, tenía que completar la misión aunque eso implicara intervenir directamente. Se encerró en una de las habitaciones para leer con detenimiento una carta con el sello de una llave y dos lágrimas. 

Al parecer la rebelión del leon dorado no habia muerto con él. Sumida en sus pensamientos no notó que la puerta se abria silenciosamente, detras de ella sintió un perfume particular. Salitre y hierro. Una figura vestida de negro se inclino ante ella con respeto, le entrego un sobre negro con un sello de un puñal. 

_Entonses la guardia Obsidiana quiere colaboración_ Afirmó con mal humor la sacerdotisa. Mientras abría la carta no dejaba de vigilar al mensajero que esperaba una respuesta. 


Cambio de pioridades, apoyo a la dama negra en Belial antes del término del ciclo de la serpiente.


Al terminar de leer el breve mensaje, el papel se convirtió en una roca negra grande como un carbon. El mensajero desapareció dejando a la sacerdotisa temblando de rabia. Trato de tomar una taza de té que tenia en el escritorio pero lo escupió, estaba frío y dulce. Insoportablemente dulce. 


2 ago 2022

Bajo la luna escarlata II

 


Continuación de Bajo la luna escarlata


La madre imperial mantenía sus ojos en el río, sentada en una silla improvisada. Su sacerdotisa personal leia las cartas recién llegadas con preocupación. El sonido del agua acallaba las voces del campamento que tanto disgustaban a Ophelya. La sacerdotiza Moira se inclinó dejando que su velo verde cubriera parte de su cara _Que Cassia cuide su camino _ Saludo.  Sin despegar la mirada de la rivera del río levantó la mano haciendo una especie de saludo. La novicia entendía quedo callada cerrando sus puños, aferrándose a los extremos del velo. 

La marquesa Giska llegó al campamento con las ropas con barro y sangre. Su rostro estaba lastimado parecía que un animal la había atacado. Se metió a su carromato azotando la puerta. Los nobles caminaban de un lado a otro confundidos y ansiosos por saber que habia pasado a la prima de la Luz del poder. Algunas damas empujaban a sus sacerdotisas a espiar en las ventanas del carromato o tratar de escuchar tras la puerta cerrada. 

_Nuestra emperatriz te necesita Novicia Moira_ Dijo la madre Imperial sacandole las cartas a su novicia personal, Beatrize, ignorando toda la situación. Era sabido que la joven marquesa habia caído en desgracia a los ojos de su tia cuando se divorcio del archiduque _ Deberías volver a la capital Imperial. La marquesa Giska puede ocuparse sola de las negociaciones_ Recalcó el sola con saña mientras arrojaba las cartas a la hoguera. 


Moira apretó sus labios tratando de recordar las palabras que marchan con la verdad pero sin dejar la herida que ella conlleva. Llevarle la contraria a su mestra solo empeoraría las cosas. Pero por sobre todo las ordenes de la emperatriz son la ley solo por debajo de las manos de Cassia. 

La novicia Beatrize estudiaba la situación con cautela acostumbrada a los arrebatos de su empleadora. Las cartas en el fuego le parecia un capricho inocente a lo que podia ocurrir. 

_Mi hija sabe lo que esta haciendo?_ Dijo la madre imperial con disgusto_ Sabe el precio de las miserias de la guerra? Por supuesto que no. El movimiento del ejército carmesí es oro que el Imperio pierde. Oro que no fluye como el rio Orath_Susurro con veneno_Porque la guardia obsidiana no es eficiente? novicia Moira _Pregunto con hastío.

Moira bajo su mirada_ Ignoró las misiones de quienes nos protejen en las sombras_Hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas_Pero Nuestra Luz del poder camina con la mano guiada por Cassia _ Trataba de transmitir fuerza pero su voz sonaba insegura. El crepitar del fuego y el choque del agua contra las piedras era ensordecedor ante el silencio del campamento. Los nobles se mantenían a distancia pendientes de las palabras imperiales. Ophelya miro directamente a la joven _Jensen no se rendirá _ Se levantó en un movimiento furioso de su falda, se encerró en el carromato verde oscuro con las insignias de la dinastía. Los nobles volvieron a moverse con naturalidad, los susurros velados y los ojos indiscretos aumentaron su voracidad. 





 Ambas novicias se quedaron afuera mirando el bosque. La cara seria de la vieja  sacerdotisa se mantuvo vigilante ante los movimientos del campamento. Se acercó a la hoguera calentando sus manos enfundadas en unos guantes esmeralda gastados_ No sé que pretende con enviarte a Belial. Un cuervo canto algo interesante en el templo, el padre de la novia esta perdido_ El principe Zulficar apareció caminando toscamente se dirigió al carromato de la marquesa pero se arrepintió y entro a su carpa. Esta vez los nobles se mantuvieron atentos a sus tareas casi temerosos ante la presencia del príncipe _El desierto perdió su rastro antes de poder atraparlo. Asi que no te sorprendas si deben usar tres nudos para contener a las ratas_ 

Moira estudio las botas verdes desgastadas de su colega no tenian una mancha de barro asi como el dobladillo de la falda.  Mientras que su falda negra tenian barro y pasto. Podia sentir el olor apestoso del caballo en sus manos. _Belial es un punto estratégico, el imperio no puede perder su mano izquierda. _Justifico_ Ademas la traición es una deuda que se cobra_ No quiso seguir dando explicaciones, no las valian. Temia por muchas cosas en ese momento. Se encontro extrañando las quejas de Satine y la desfachatez de Velmor. La emperatriz estaba sola en su palacio, enfrentando la rebelión y un corazón helado. 

La acompañante de la madre imperial alzó las cejas _ Este Imperio morirá antes de aprender a caminar_ En el pasado quien hablaba con semejante insolencia era ejecutado en el momento. Pero estos tiempos de hielo quebradizo y pálidas luces todo es posible.


7 jul 2022

Bajo la luna escarlata

 


Continuación de El lado oculto de la luna púrpura


El campamento tenia 3 grandes hogueras alrededor de ellas se encontraban los carromatos de los nobles, pese a las protestas del príncipe, varios miembros de la corte se sumaron a la misión diplomática. Estos nobles eran gran parte del sequito de la madre imperial. 

La noche ya era cerrada cuando llego el mensajero del palacio. La marquesa Giska observaba el fuego meditando en las palabras de la emperatriz antes de partir. A diferencia de las damas, esta vestia con ropas propias de un soldado que le daba un aspecto sombrío. La madre de la emperatriz usaba un vestido esmeralda, las joyas engalaban su atuendo. El mensajero fue detenido por el capitán de la caravana, tras unas palabras tirantes este se acerco a la marquesa. El sobre tenía un sello con una luna y dos lágrimas, tomó la carta con temor. No quería testigos asi que guardo la carta en los pliegues de su abrigo manchado con barro y se alejó unos metros del campamento. La luz rojiza-violácea de la luna crepuscular le permitio leerla, a medida que recorría las palabras de su novicia, Katerina trataba de recordar como mantenerse parada. Mordió sus labios hasta hacerlos sangrar, no podía gritar tan cerca del campamento. Podria alterar a su tia, haciendo que toda la misión fracasara antes de empezar. Como deseaba que el hielo de la tundra cubriera su corazón, como rogaba una y otra vez apagar aquellas emociones que para nada servían. 



Esto lo sospechabas, es una guerra, la estrategia se adapta a este evento era, cual era? Esos pensamientos trataban de tapar otros, los inútiles como se decía a sí misma la marquesa. Pero la ira, que había dormido para avanzar ahora era la mala hierba que invadía cada rincón de su mente. Tan profundas eran sus raíces que la empujaba a planear una venganza, rápida y sin piedad. 

Sus piernas le fallaban, intento de mantener la postura pero escucho unos pasos, botas de jinete. Zulficar queria hablar con ella, su expresión de culpabilidad cambió a preocupación. 

Ambos se habian evitado de manera elegante pero el principe vigilaba a su prima desde aquella noche de sombras purpuras. No podia olvidar el sabor del vino de cereza salvaje, ni el fuego que intentaba consumirlo con su toque. Sin embargo, Katerina nunca se encontraba sola en el palacio; las reuniones con el consejo de las flores, las negociaciones con diferentes ducados y la compañía del embajador de Tai-Shum. La mantenían lejos de él. 

_Que?_Su pregunta quedo trunca ante los ojos húmedos de Katerina. Su mano derecha abollaba lo que suponía era una carta y la izquierda trataba en vano de aferrarse al árbol. Alargo sus brazos intentando sostenerla como aquella noche pero ella se alejo.  

_Fuera, su majestad _Ordeno, dándole la espalda. No estaba con ánimos de escuchar las quejas del principe, creía que iba a romperse varios dientes para mantener su boca cerrada. 




Zulficar la abrazo por la cintura, podia sentir el calor de su espalda en pecho, la suavidad de su pelo en los brazos, le hacia olvidar donde estaba y quienes eran. El temblor de la mujer hizo que la estrechara más fuerte, el perfume de la tierra húmeda y el jazmín salvaje lo incitaban a emborracharse con la misma presencia de Katerina. Comprobó que debajo de esa camisa no llevaba corcet o ningún artilugio femenino, solo piel. 

La marquesa se apartó de los brazos de Zulficar dejando un espacio considerable entre ambos. El sonido del río a unos metros del campamento aturdia los sentidos de la mujer que trataba de contener una rabia desde hace muchos ciclos. 

_Que pasa Katerina?_ Pregunto mientras avanzaba, no iba a escapársele otra vez. Ella retrocedió hasta chocar contra un árbol, sus ojos brillaban a causa de las hogueras. Trato de alcanzar sus manos pero esos puños se encontraban cerrados._Los necios de Mantor declararon la guerra? o tal vez el consejo de las flores logró su objetivo y empujo a mi hermana a las trampas de la diplomacia?_ El silencio de Katerina era respuesta suficiente para él. 



Sin esperar respuesta de la marquesa, la beso. Intento sujetarla contra el árbol pero esta lo empujo una vez más, con fuerza cortando su beso. El sabor a sal y carne se mantenía en su boca. El rostro de Katerina estaba sombrío solo sus ojos amarillentos brillaban de manera sobrenatural. Zulficar no iba a tolerar el rechazo de un inferior, es el primer príncipe del emperador Silas el noble destructor. Ella lo deseaba, lo habia besado bajo la luna escondida.  Katerina salió corriendo a la rivera del río con una velocidad inusual, Zulficar logró alcanzarla y derribarla con mucho esfuerzo. El barro de la rivera se encontraba en parte inestable por el deshielo de esa manera ambos se encontraban el suelo. Rapidamente el príncipe atrapó con su cuerpo y el suelo a la marquesa que se retorcía en el barro. Este la beso nuevamente mientras con una de sus manos abría de un tirón la camisa desecha de su prima.  Las manos de Katerina recorrian su espalda buscando algo, el toque de sus dedos y la calidez de su boca lo hacían desear más, mucho más. 


El sabor metálico de su sangre y el dolor lacerante en el hombro lo hizo saltar lejos del cuerpo de la mujer. Lo habia mordido, su sangre se habia derramado por el niveo cuello y pecho. Ella se relamio los labios, sus manos parecian garras inquietas manchadas de barro. Zulficar saco una daga y la arrojo a los pies de ella, abrio los brazos como dandole la bienvenida al castigo que pagara su crimen. 

_Me debes una vida_Dijo la marquesa mientras tomaba la daga. Lo beso, dejándolo saborear su propia sangre. Su pequeña mano apretaba su cuello con las uñas clavadas, cuando corto el beso. Lo escupió. Zulficar se quedó mirándola, se mantuvo sentado con sus mejillas rosadas llenas de barro. 

Katerina volvio al campamento y se encerró en su carromato. No miro al príncipe pero tenía la impresión que habia obtenido una horrenda ventaja sobre él.