30 abr 2025

Sacrificio de huesos

 



Continuación de Fiesta de ceniza y sombras

Las banderas negras de la flota de Mantor ondean con el viento del Oeste, propagando el olor a peste y humo de la ciudad sitiada. Urke de Lamia, el almirante de los buques del reino oscuro, espera paciente en la cubierta de su barco la rendición de la ciudad. Después de la victoria en la ciudad portuaria de Cyanea, sus capitanes esperaban diezmar las defensas de Snjezana en menos de un ciclo. 

La tensión en la tripulación solo disipa con cada disparo de los cañones. Sin embargo, podían escuchar los cánticos de las sacerdotisas de Cassia alentando a los pocos soldados que quedaban en la muralla. Como sirenas invisibles que colmaban de estupor a los marinos invasores. Los capitanes esperaban un gesto del príncipe para avanzar a tomar de una vez por todas esa ciudad portuaria y seguir con el plan de su rey. 


El patriarca de las nieves se mantenía rezando para contrarrestar la canción de las hijas de Cassia, oculto en su camarote ya que el trance. Su abuela insistió que debía llevarlo con él, para su protección y para alejarlo de las tentaciones del Imperio. Pocos tenían Fe en ese hombre que parecía un borracho pestilente a un hombre santo. Los marinos se persignaba besando el signo del Dios Lothar.

Las almenas derruidas por los ataques en 15 días de asedio parecía hacer mella en los habitantes de la ciudadela Snjezana. El hambre ya recorría sus calles y pronto le daría paso a la peste. El bloqueo a la Bahía Meerih comenzó con la ayuda de los corsos de la Isla  Veremyn pero, fueron sancionados por el consejo de Veremyn lo que conllevo su abandono a la flota oscura. La plata y el oro actual es más pesado que el prometido por el joven principe. El rey Jensen había predicho que no debían confiar en los isleños, hijos de una diosa caprichosa. 

Ya habían tomado la fortaleza de Cyanea sin bajas. Snjezana sería la siguiente pero las almenas fortificadas eran un problema que no esperaba el orgulloso principe. Las pocas sacerdotisas que quedaban se encontraban codo a codo con los soldados. El primer oficial le advirtió a Urke que las brujas se podían sobornar. Sin embargo, la presencia del Patriarca de las nieves era un problema en tal maniobra. Debían esperar la llegada de un maestro de la cadena de la república rebelde, para combatir de manera pareja aquella magia arcana. 

La bandera verde con la estrella plata ondeaba en la ciudadela como una invitación a la guerra abierta, uno de los barcos avanzó, La Dama Ceniza una de las naves que estaba dañada pero su tripulación gritaba con fervor. Urke no los detendría su estrategia contemplaba bajas en sus filas pero no queria excederse. No deseaba pedirle a su padre más barcos y hombres que no tenían. Cada movimiento estaba pensado, no podían darse el lujo de derrochar recursos. Cuanto antes mejor, antes que llegara el martillo inexorable del ejército carmesí que se reunía en la capital imperial. Según los estrategas de su padre, serían dos ciclos en reunir las tropas y dos ciclos más en llegar a desmantelar el bloqueo a la Bahía para ese entonces ya la flota de Mantor estaría en el corazón del imperio. Para ese momento ya contarán con las tropas de la República libre, la flota de Thai-Shum y la caballería del Principado de Abbadon. Pero para que las tres fuerzas se unieran contra el imperio Mantor tendría que controlar toda la Bahía Meerih y parte de la tierra pantanosa de la capital imperial. Una campaña que podría fracasar antes de empezar. Todo se sostenia con la promesa de una victoria que su padre habia puesto en sus hombros. 



Urke tenía esperanzas aunque todavía podía escuchar la molesta voz de su medio hermano, dando predicciones fatalistas. Relacionadas con la guardia Obsidiana y su sombra posandose en ellos. Haciendo que los capitanes y generales se dividan en el ataque. La flota negra y los puestos de avanzada en el este.  La rapidez es su mejor carta, así como la confusión y caos reinante en las ciudades estado que la maldita dinastía diezmo por su capricho. 

La Dama Ceniza se hizo pedazos sobre la almena occidental ya destruida, los pocos sobrevivientes fueron abatidos por las flechas de los soldados que quedaban, Dos sacerdotisas de velo verde se movieron a extremos de la muralla, en segundos una niebla plata cubría la costa y avanzaba a los barcos que se mantenían a una distancia prudencial. De la niebla se escuchaban susurros y gritos, El principe ordenó retroceder hasta la costa vecina de Cyanea. Los marinos miraban con aprehensión a la costa, la brujería de las hijas de Cassia ataba los corazones con miedo e impotencia. Mientras el primer oficial gritaba las ordenes de replegarse a las demas naves. 

El patriarca salió del camarote olía a madera y sudor, sus ojos oscuros se posaron en la niebla mágica que persistía._Capitán, tenemos que avanzar estamos a un paso de la victoria_Dijo de manera imperiosa. Mientras el resto de la flota se dirige al puerto conquistado. Los ojos oscuros del patriarca se posaron en el joven capitán que lo evitaba, con las manos crispadas de enojo volvió al camarote. Exclamando insultos en Cifane antiguo. Vio que sus palabras no llegaban al segundo príncipe trató de convencer al primer oficial que solo le dirigió una mirada molesta. 

Urke se dirigió a su cabina, austera como su nación. En el escritorio se acomulaban las cartas, comandas, mapas y libros con coordenadas de navegación. El patriarca y su primer oficial lo seguían, como perros guardianes o centinelas de su padre. En que penso Jensen cuando lo eligió en vez de su hermano? se preguntaba. Si era la oportunidad de demostrarle a su rey quien podía ser y eso sería una maldición disfrazada de bendición si tenía éxito. 

_Tuve una visión! Tenemos que avanzar ahora!_Vocifero el patriarca, sus manos temblaban pero su voz sonaba como un trueno_La araña encuentra al sapo_ Urke miro al primer oficial con confusión y exasperación. Los patriarcas siempre hablan en metáforas que solo los devotos viejos parecen entender. Queria a su abuela pero le dolía tener que cargar con las tradiciones de su pueblo. Recordó las palabras envenenadas del heredero de la corona dijo sobre su abuela y la gente que seguía los patriarcas de la nieve.

_Oficial Melcor, releve que barcos estan en condiciones para continuar con el ataque. En unas horas la niebla debería disiparse. No aguantaran tanto_Ordeno Urke. Estaba seguro que un segundo ataque con el apoyo del viento sur podrian terminar con esa absurda resistencia._Tambien la reunion vespertina espero los avances de las tropas terrestres en  Cyanea_ El primer oficial asintio en silencio mientras el patriarca saco una bolsa de cuero negro con un olor metalico que ocupo todo el camarote. Este saco de la bolsa, piedras de color blanco con vetas negras y azules. 

Incomodos ambos marinos veían como el santo varón arrojo las piedras en el escritorio, estas rodaron por la superficie. Dos de ellas, una de forma cuadrada con tres vetas negras cayó en un mapa de la bahia, en la ciudad de Turan, la proxima a conquistar. El patriarca chasqueó la lengua con disgusto. La segunda piedra, con vetas negras y blancas estaba posada en el medio del mar. _Que estupidez _ Murmuró el hombre con enojo.

Urke contuvo la carcajada que su primer oficial no pudo. El patriarca los miró con evidente vergüenza y luego enojo_ Los antepasados solo pueden decir lo que Lothar les permite_ Declaró con tono agrio._El consejo de sus antepasados es seguir por su destino, seguir para encontar el amor que calentara su corazón y sus manos._ Aquellas palabras eran comunes como todas las predicciones, El amor? queria responder Urke. No tenia tiempo para las palabras que nada hacian. Despidio al oficial mientras el patriarca guardaba con impaciencia las piedras.

_ Patriarca Olaf, le agradezco su mensaje. Pero ahora tengo que ocuparme de mandarle un mensaje corpóreo a mi padre, su rey_Contesto el principe con desden. El anciano se marcho murmurando que ese cálido lugar había afectado a sus instrumentos y oraciones.

Continua en Ofrenda de sangre

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