24 may 2021

Invierno en su corazón


Continuación de Lágrimas de luna amarilla

La carta que le había entregado Lady Satine se quemaba en la chimenea, mientras la emperatriz caminaba de un lado a otro. Como un animal enjaulado, quería escapar, el palacio la sofocaba. Una parte de ella, la racional, no le sorprendía el contenido de la carta pero su yo mujer era otra cosa. 

Quería gritar con todas sus fuerzas. ¿Podría ser que su corazón la traicionara de ese modo? Tenía al mundo a sus pies, era el sueño de su madre. Sin embargo, nada en ella se movía. Lo que antes ardía con vehemencia era cenizas en la lluvia. 

Es el vacío, que carcome mis pensamientos. Quema, como quema! pero tengo la mascara y no me la puedo sacar.

¿Vas a ver mis lágrimas? Vas a caminar sobre los espejos rotos y sangrar? Ser fuerte, ser de piedra y diamante, ¿cómo seguir fingiendo que no duele?

La joven quería gritar pero estaba en el palacio, mordió su antebrazo hasta que las lágrimas y la sangre se mezclaron. Sentía como si en lugar de su corazón tuviera un vacío ardiente. Elilsh, madre de los secretos, ayúdame a ocultar mi dolor. Rogó con vehemencia. 

Conteniendo sus lágrimas como podía, era inevitable. Como había sido tan ciega? ¿Cómo dejó su corazón a merced de un verdugo? Si pudiera arrancarme el corazón, si pudiera dejar de sentir, borrar cada sensación. Ahogarse en el río de oro para nunca regresar, que su nombre no sea el puñal de ternura. ¿Cómo sangra hasta el fondo de lo que quedaba de mi corazón, porque sigo llorando? ¿De quién son mis lágrimas?



En los desiertos pasillos del palacio esmeralda, Elis quería correr, huir de las emociones que la atormentaban.Vio la fuente del patio de invierno, la nieve caía suavemente dejando una capa blanca en la piedra. Camino descalza hacia el borde del espejo de agua congelado, las lágrimas no dejaban de caer como un río que se llevaba el maquillaje ceremonial de la monarca. El camisón como una bandera nivea se movía con la brisa invernal, en el agua el reflejo de una mujer con lágrimas negras era demasiado para Elis. Se arrojó al agua, el frío del agua mato su ensoñación romántica. No en vano la dinastía dominaba ese elemento. Como un amante celoso, el agua atrapó a la emperatriz que se debatía en luchar y dejarse ir. Por lo pronto, sentía el gélido beso del agua de la fuente, la relajaba como dormir frente a una hoguera. La hacía sentir segura, real y viva, profundamente viva.

 De un momento a otro sintió el tironeo hacia la superficie, un par de brazos ardían en su cintura, fuertes como cadenas de hierro fundido. Elis luchaba por desprenderse de ese abrazo mortal y salir de la fuente por sus propios medios. Hasta que una mano igual de ardiente apretó su cuello, haciéndola perder la conciencia.



El embajador de Thai-Shun vigilaba los alrededores, mientras el príncipe heredero Kanghui  sacaba de la fuente a una mujer que cayó en ella. El frío de esas tierras le era insoportable, a diferencia del heredero de su tierra, Mujina no tenía el dominio del fuego en él. 

_ Embajador Rápido!_ Ordenó el príncipe sacaba el cuerpo dormido de Elis del agua_ El camisón estaba pegado al cuerpo revelando todo, como una segunda piel. Kanghui estudiaba con un deleite secreto, era la primera vez que tenía un cuerpo de mujer a su disposición, recorrió los labios de la emperatriz, azulados por el frío. Se preguntaba qué sabor tenían ¿Sería dulce o salado como las lágrimas?. 

Sus dedos recorrían la fina línea de su mentón, para terminar en los labios que recobraron la vida poco a poco, mientras que su otra mano se mantenía en la cintura de la mujer rozaba con los dedos su pecho comprobando su suavidad. Lamió los labios de la desconocida y comenzó a besarle el cuello, podía sentir la calidez volvía a ese cuerpo. El perfume a madera de roble rojo y flores de azúcar le aturden los sentidos, quería probar más, quería llenarse de ese aroma. También sintió el agarre en sus partes privadas, la emperatriz había despertado en sus ojos estaban los abismos de Cassia, esperando a su próxima víctima. 

En una sola maniobra el príncipe estaba besando el piso de piedra helada y encima de él, a punto de quebrarle el brazo estaba Elis. Se debatía si destruirlo en ese momento o dejar que sus guardias lo torturaran. El embajador Mujina sentía que el aire abandonaba su cuerpo, reconocía el cabello blanco como la seda más pura y el rostro deformado por la furia, esa mujer era la emperatriz y su príncipe  estaba en el suelo por su osadía. ¿Como resistirse al exquisito placer de tocar el pelaje de un tigre, pese a la certeza de acabar bajo sus garras?. 




Como testigo de la escena estaba la marquesa Giska, a su lado Lady Satine sentía un sabor amargo en su boca. El embajador miró suplicante a la noble, pero esta se acercó a la fuente con una expresión de profundo desagrado. Parecía como una madre que se despertaba por el bullicio de sus hijos pequeños. El incidente diplomático podía escalar, y a ninguna de las partes le convenía, guerra, rebelión lo que faltaba era un conflicto por la imprudencia de un heredero de un aliado. 

Thai-Shun, era la tierra del lujo y la innovación. Su postura neutral ante el Imperio o la República libre de Zoblana, hacía de ese territorio sumamente próspero. La presencia del príncipe heredero Zhang de la dinastía del tigre, en el palacio era un intento de reforzar aquella alianza comercial. El joven Zhang apenas pasaba la mayoría de edad. Sin embargo, su padre lo había mandado a la capital imperial en calidad de testigo de la coronación de la nueva emperatriz. 

_Tenga piedad, Gran Emperatriz Elis_Dijo el embajador postrándose en el suelo donde el imprudente príncipe se retorcía con enojo, nadie había osado tocarlo de esa manera. Se puso a estudiar a la dichosa emperatriz. Era un poco vieja para su gusto pero sería una excelente princesa en su casa de las muñecas. _El Principe Zhang creía que salvaba a una mujer desvalida_La mirada de la emperatriz paso del embajador a su prima que mantenía una expresión de cansancio con diversión si eso era posible en el rostro de su responsable pariente. 

_Embajador_Llamo la marquesa evaluando la situacion ademas del silencio de su gobernante. Mientras Lady Satine buscaba a la sacerdotisa de la madre imperial, en el camino se aseguraba que no hubieran ojos curiosos a su alrededor._ Esta falta hacia la sagrada guardiana de nuestro imperio, tiene que ser pagada. El precio se mantendrá entre nosotros para ahorrar la angustia y la vergüenza a su monarca Tohiba_ 

Elis soltó al príncipe que se mantuvo sentado, mirándola con descaro._La quiero como concubina!_ Exigió a Mujina en su idioma natal_Padre puede pagarla, la quiero a ella_ La mirada horrorizada del embajador enmudeció al arrogante príncipe que poco sabía de lo que ocurría en el palacio esmeralda y sus juegos de poder. La emperatriz se puso la bata que su prima le tendía con evidente enojo ese escándalo sería difícil de manejar, pero era su trabajo y de Satine arreglar lo que su majestad imperial destruyó por omisión o desidia. 



El embajador susurró algo al príncipe que cambió su semblante de desafiante a claramente enojado. Aparecieron detrás de una arcada, Lady Satine y la novicia Beatrize. La sacerdotisa tenía la expresión de una tía severa, era la 4ta  novicia que servía a la madre de la emperatriz, experta en las mentes y sus laberintos, estudió la situación como un carnicero mide una pieza de vaca a fraccionar.

_Tu padre tuvo un harem, creo que deberías empezar el tuyo_Aconsejo Katerina mientras Lady Satine arreglaba el aspecto de la monarca, Elis apretó los labios _ Bueno no, un harem. Pongamosle séquito de entrenamiento, queda mucho mejor_ Continuó dándole indicaciones a Beatrize para que se acercaba hacia el príncipe heredero. 

El embajador encaró a la marquesa como quien está resignado de su destino_Entonses como explicaremos esto al acongojado padre del joven tigre?_ El principe apenas quiso levantarse la novicia apoyó sus dedos alrededor de su cabeza como una copa, el joven se mantuvo quieto con los ojos vacíos desprovistos de la chispa de desafío anterior. 

_Facil, su hijo tiene un lugar seguro en la corte imperial, más aún en el séquito de entrenamiento de la Luz del poder_Replico la marquesa Giska_ Que gobernante en su sano juicio rechazaría semejante oferta?_El embajador asintió inseguro sin atreverse a mirar como la magia de la sacerdotisa cambiaba la mente del heredero de su país, rompiendo su voluntad y dejando un juguete para el placer de la reciente emperatriz.

_ Dejale algo de rebeldía, pero que sea totalmente fiel _Pidió Elis. La novicia asintió sin dejar de trabajar. No le fue difícil manipular, sacar y poner conductas, sentimientos o gustos. Era evidente que el niño no tenía entrenamiento alguno para rechazar sus avances, pocos tenían la voluntad de romper las cadenas de sus hechizos. Al terminar, el orgulloso y díscolo príncipe  Zhang, seguía como un perro fiel a la emperatriz jugando con los mechones húmedos de pelo de su ama, tratando de llamar su atención.