13 ene 2025

El sonido del mar prohibido II

 



Continuación de El sonido del mar prohibido

La mujer de rojo sacó el gato de su falda con un gesto elegante, en ese momento unas sirvientas aparecieron con una tetera plata con 4 tazas. La voluta de vapor bailaba en el pico. El perfume a té especiado llena el ambiente como una invitación a relajarse. Pero ni la capitana que se mantenía cerca de su ex prometido, la prodigio que temblaba de manera incontrolable o la propia Fedra que sentía que había caído en una prisión, podían hacerlo. 

Ante la quietud de las prisioneras, la mujer dio una mirada significativa detrás de ellas y varias manos las obligaron a sentarse en los almohadones en frente de ella como suplicantes ante una deidad cruel. 

La capitana miraba a un punto fijo en las puertas corredizas de madera oscura, su semblante de resignacion era parecido a cuando las llevaban al corazon de la capital fantasma o eso suponia Fedra que su mente trataba de hilar un plan de escape. 

Kamoho sirvió el té con rapidez y les dio una taza. Hipolita tomó de un trago el contenido e hizo un gesto de repulsión. La prodigio tomó de los sorbos con un gesto mecánico. Fedra por su parte miró el líquido rojizo y podía ver en el fondo de la taza una flor de hibiscus. Conocia varios venenos y con la experiencia vivida en estos ultimos ciclos, la curación en la ribera le parecia tonto esperar veneno mortal en esa situación asi que tomó con decicion. 

Amargo profundamente amargo con un fondo de sabor terroso casi le parecía sentir que había tomado barro perfumado. La mujer de rojo tenía su mirada en Carmilla que seguía con el dedo el patrón de la alfombra. _ Capitán puede llevarse a su parienta_Ordenó con tono severo. Hipolita se levantó con dificultad con sus manos libres siguió al capitán Kamoho que encaraba a la puerta detrás de ellos. En ningún momento miró a sus compañeras de viaje, como si todo eso fuera un trámite molesto a terminar. Al parecer si se podía obtener un barco en la ciudad del oro y las sombras. 

Fedra sintió una desazón particular, no culpaba a la capitana de escapar, soltarse de un compromiso que había terminado hace muchos ciclos. Pero todo lo compartido, el río que las llevó a costas peligrosas y las vivencias en la capital fantasma. No valen tanto y eso estaba bien. Suponía. Suspiro de manera inconsciente ahora solo importaba volver a la capital imperial con la prodigio. Sintió la boca pastosa como si hubiera tragado limo de los pantanos Vere-Vere. En el fondo de la taza de la prodigio había una margarita. Las rodillas le ardían como si estuviera sentada en una loza ardiente. 

Su cuerpo se sentia el dia despues de un entrenamiento extenuante, su estomago pesado y ardiente. Colapsara en cualquier momento, ni siquiera con su preparacion esperaba este efecto en ella. ¿Qué clase de toxina era? Su mente trataba de convocar su conocimiento adquirido por años de harem. 

La mujer de rojo tenía una expresión de extrañeza, el rictus de su boca perfectamente pintada de carmín, se torció afeando sus delicadas facciones. Aunque le recordaba a cuando la prodigio comía algo que no le gustaba. Trataba de ordenar sus pensamientos con el lazo familiar de Carmilla con esa mujer y la información que tenia de la familia de la Madre de las Lágrimas. Mucho se perdió en la guerra civil. 

La comandante tenía las pupilas dilatadas y sus manos fallaban en tratar de sostenerse. Trataba de hablar de su boca solo salían sonidos inentendibles similar al trino de un pájaro o el gorjeo de un bebe. Al caer por completo en el suelo, solo podía mantener los ojos abiertos ante la falta de voluntad de su cuerpo que caía ante el narcótico. Su mirada aterrada se clavó en Carmilla que se mantenía sentada erguida tanto como su espalda podía. Quería gritar pero su lengua se negaba a moverse temía que esa parálisis llegara a sus pulmones y su corazón. 

_Recordas hace cuantos años la familia se separó?_Dijo la mujer encendiendo su pipa con un yesquero con forma de conejo. Una artesania de color bronze que su fuego era de un color uniforme blanco. _Supongo que no recordas nada_Continuo. Hizo un gesto lánguido con la mano y dos guardias enmascarados se llevaron a Fedra por una puerta lateral, el rostro de la mujer estaba congelado en una expresión de sorpresa, solo sus ojos podía verse su desesperación. 

Sola con su tía Carmilla puso sus ojos en la pipa encendida. Podía percibir la hierba seca quemándose. Los vapores ardientes viajando de la cerámica a los labios carmín de esa mujer. El fuego en todas sus formas es como escuchar una melodía entonada por diferentes personas. Quería concentrarse en las palabras de su tia, en la posibilidad de que ya no tenía escapatoria a las obligaciones de su familia. Pero su mente no cooperaba, nunca lo hacia menos cuando sus dos guardianas se esfumaban ante sus ojos. 

Poco recordaba de su familia desde niña habia vivido en el templo de Cassia que lindaba con el palacio esmeralda. Todo que quería olvidar volvía a ella como un río salvaje que rompe una represa, con violencia e inexorable. La revolución, las órdenes y el fuego que todo lo consumía. Las espinas de la Rosa Dorada atrapando a todo aquel que no cumplía con la voluntad de la dinastía. Ya no veía a su tía, ante ella estaba la mujer que entregó a los miembros de su familia para hacer el nombre de la Madre de las lágrimas más grande y temible. Esa mujer iba a apresarla nuevamente, ponerla en una caja encadenada a una mesa de trabajo o forja para crear armas para el mejor postor. No, no… La mente de Carmilla se inundaba de pensamientos destructivos, futuros tan terribles como su pasado de servidumbre forzosa. Sus manos se movian freneticamente, no coordinaba y el fuego no respondia a su voluntad. 

La mujer de rojo sin inmutarse por la evidente crisis que sufría su sobrina, golpeó con los nudillos la mesa. Cuatro mujeres con máscaras mitad roja y blanca entraron al salón en silencio. Cuando la prodigio intentó atacarla tratando de dominar el fuego de la pipa, las cuatro enmascaradas ataron a la joven que convulsionaba ante la toxina que poseía el humo de la pipa. Inconsciente y atada Carmilla a los ojos de su tía era una decepción que debía  ocultar de los ojos de su gobernante. 

_Dama Pan Jinlian, la honorable madre Yohan requiere su presencia inmediata_ Anuncio una joven con una mascara blanca que tenia dibujadas dos lagrimas rojas en la mejilla izquierda. La mensajera ignoró al cuerpo de Carmilla. En el palacio blanco había visto muchas cosas y sabiendo la fama de la Dama escarlata prefería seguir su camino en paz.



4 dic 2024

El sonido del mar prohibido



Continuación de Una noche cualquiera en Thai-shum II

El puerto de oro y tinta, o el puerto de Toyomah es el puerto comercial principal de la nación de Thai-Shum. Su ciudad, del mismo nombre, es la ciudad  luces y las mil sombras. Nunca cesa su actividad, así como la capital imperial. El oro nunca deja de fluir en ella.

Todo marino, pirata o persona de mar perdió dinero, se enamoró de una de las dulces pero letales mujeres de tinta o perdió la vida en sus calles sinuosas. Las casas de juego son construcciones de madera teñida de rojo donde la salitre del puerto carcome todo a su paso. Así como el mar gana terreno, los edificios suman altura, nuevas ventanas en las casas del placer y escondites para todo tipo de negocios.

El viaje a la capital fue tortuoso para Hipolita. La comandante se recuperaba lentamente impidiendo atender a la prodigio que deliraba por la medicación y el veneno en partes iguales. Alimentarla era una lucha constante, cuando tenía que ir al baño era una odisea. Sospechaba que la demente habia tenido la idea de llevarlas hasta alli. Era enteramente culpa de ella, sabia muy poco de los límites de Thai-Shum. Había evitado con éxito ese lugar por muchos años. 

Cuando Fedra se recuperó del todo ya estaban en la entrada de Toyomah. Por las palabras de sus captores y sus rostros confundidos era una sorpresa todo lo referido a la guerra. Habían pasado más de dos generaciones sin conocer el poderío del ejército carmesí. El temor de la mano negra imperial se hizo realidad. La comandante se angustió ante ese panorama desolador. Aunque prefirió guardar sus preocupaciones, en ese momento su vida y la de sus acompañantes era la prioridad. 

La ciudad estaba dividida notoriamente en tres partes, el puerto con su zona comercial y los barrios pobres lindantes. La zona de las grandes casas de territorio, relacionados al Kaiser y el territorio del gobierno que rodea al castillo de Long Mu, donde viven los cientos de parientes de la casa gobernante. Ningún templo a Cassia se erguía en ese reino, según la ley de Ku no habría ninguna construcción dedicada a dios o diosa alguno. 

La capitana le comunicó que dependen de las relaciones diplomáticas que el Imperio y Thai-Shum habían mantenido por 500 años. Relaciones que La rosa dorada y la madre imperial mantuvieron con incomodidad con la sagrada madre Yohan. 

En el carromato cerrado podían vislumbrar los colores chillones que ocultaban la decadencia y el crimen. Para sí misma sentía alegría de poder conocer el continente después de una vida de encierro en el harem. Hipolita se comportaba taciturna y molesta. En pocas palabras la capitana explicó que quien dirige sus captores era alguien de su pasado. Alguien con un lugar en su corazón o que tuvo un lugar en su corazón. 



Carmilla miraba por las rendijas del carro e intentaba hacerle marcas a la madera grasosa pero su poder estaba anulado, por el cansancio y por los residuos del veneno. Verla frustrada le divertía pero temía un nuevo berrinche. Su rostro tenia un rictus de desagrado como si esta parte de ser capturadas fuera algo ajeno a sus planes. Tal vez un modo de escapar de las manos del imperio seria caer en otras. Según la madre imperial la famila de la madre de las lágrimas estaba obligada de por vida a servir a la dinastía pero nunca explico cual era el motivo. 

_Si tenemos suerte podemos disponer de un barco, para tu pago Hipolita_Dijo Fedra tratando de dar ánimos. La capitana hizo una expresión como si la comandante hubiera dicho que Cassia le hablaba todos los días. Las manos y los ojos de las sacerdotisas de Cassia estaban por todo Thai-Shum por el acceso a los puertos y los tratados comerciales.

_Nadie en su sano juicio vende un barco en Toyomah_Dijo en tono amargo. Hipolita solo atracó dos veces en ese puerto por el temor de encontrarse a su exprometido. La mirada azorada de Fedra la lleno de culpa_ Según lo que se, solo el sindicato Maying compra y vende barcos en el puerto. Es una ley que se mantiene desde la colisión de Thai-Shum o eso me dijeron_Aclaro. Su ex prometido hablaba de su tierra casi todo el tiempo y sus palabras estaban enterradas en su mente. 

_No van a dejarnos ir_Dijo la prodigio con la voz ronca, su mirada estaba afuera del carromato como si la madera solo fuera una pequeña molestia en su visión._No ahora_ 

El silencio de las tres se torno incomodo habia una verdad que no podían evitar, la declaración de la guerra era la eterna amenaza que nunca se cumplia y ahora era una realidad que tocaria todo el continente aunque no lo quieran. 

En el viaje, Chitorah había tomado el té en el carromato, la conversacion giraba en torno a la noticia de la guerra y la fastuosa fiesta de compromiso de ella con Kamoho. Pensó nuevamente en el puerto, las naves de mercenarios de las Islas se marcharian pronto para conseguir contratos con la armada carmesí. 

El olor a putrefacción se colaba por los tablones del carromato así como los diferentes dialectos que escuchaban. Parecida a la capital fantasma de la Republica de Zolbana.



Continuaron avanzando quedando en penumbras. El sol era tapado por los enormes edificios de dos o tres pisos de madera de roble de Kwan. La madera de ese arbol en particular es de color blanco como el marmol y fuerte como esa piedra. Las familias más ricas y poderosas de ese reino mantienen sus casas emblema en un blanco impoluto, Solo se distingue la bandera de insignia junto con la bandera insignia del Kaiser. La flor blanca en un fondo rojo sangre.

Fedra se debatía entre preguntar sobre la animosidad de la mujer del capitán y Hipolita o mantenerse al margen. La capitana aseguraba que era algo del pasado pero su expresión de culpabilidad decia otra cosa. Salieron dando tumbos del carromato por los uniformes desgastados de los guardias y sus miradas curiosas ese lugar debia ser una de las entradas secretas al palacio principal. Les taparon los ojos y las ataron una a la otra para que siguieran en fila a quien las guiaba. 

Con su entrenamiento dedujo que estaban en el ala de los invitados, el olor a madera quemada y la suavidad del piso era un lujo a lo que habia leído de los calabozos de esa ciudad. Siguieron caminando el sonido de cuencos y plumas rasgando papel le indico que estaban llegando a un lugar donde se impartía conocimiento o la administración del reino. 



Pararon en un lugar y les sacaron las vendas. Delante de ellas estaba una mujer de rojo con un gato blanco en su falda. Fumaba una pipa de plata labrada. Su belleza típica de las mujeres de Thai-shum perturbó a Fedra. La mirada de la mujer iba de ellas al capitán Kamoho que no la miraba directamente. Parecia tenerle un reverencial miedo aunque no lo expresara en voz alta. 

Fedra sintio el tironeo de sus ataduras que la saco del sopor de esos ojos negros, que estaban fijos a su izquierda. Carmilla estaba muda, pálida y tiraba de sus ataduras de manera nerviosa. Bajaba y subía la cabeza como si tratara de esconder su rostro de la mujer desconocida que sonreía. 

El capitán dijo un par de palabras en Varokes que la mujer asintió sin decir palabra. Hipolita simplemente hizo una mueca de resignación ante la mano del  capitán sobre sus manos tapando sus ataduras. 

La mujer de rojo seguía con su mirada el rostro y el cuerpo de Carmilla como si solo ella estubiera allí. A diferencia de su comportamiento en la República ahi parecia alguien que estaba a punto de ser ejecutado. _Hola Tia_Dijo tímidamente en un Verokes rudimentario. 

En ese momento la mujer sonrió con malicia_Hola sobrina_Contesto en el idioma del imperio. 


Continua en El sonido del mar prohibido II


23 sept 2024

Escrito en la arena

 


Continuación de La palabra de un noble

El palacio de Titania capital de la ciudad estado de Morthyth fue una de las joyas imperiales en tiempos de la segunda expansión. Sus mercados, mansiones y templos eran admirados por Enoch, su ciudad hermana. La ciudad amarilla que las canciones llaman la ánfora dorada que brilla en el desierto interminable. 

Las puertas de la ciudad están abiertas, la nueva gobernante de las tierras doradas espera ansiosa una palabra bendita de la capital imperial. Pero solo hay silencio. La hoguera que consumió a la sacerdotisa cadáver junto con los escudos de Hyperion de Marat también devoró la tranquilidad del pueblo de las arenas doradas.

En el templo principal, la sacerdotisa del líder de la casa Oshum, escucha a su mestra con preocupación. Los planes de Cassia se develan poco a poco, como una bendición de resplandor dorado o un castigo en forma de decadencia de quienes mancillan sus templos. 

Nada bueno trae un templo vacío. Murmuran los mendigos en las escaleras de los lugares sagrados. La sacerdotisa que oculta su rostro  ante ojos curiosos. La lealtad es a la diosa, no a la tierra, repitio su mestra. 

En el interior del palacio los parientes exigen respuestas ante la indiferencia de la dinastía. Que independencia podía hacer si estaban a solo un paso de la espada de justicia de la guardia Obsidiana? Carmilla de Sorcha se preguntaba si es prudente dejar a su hija en la corte esmeralda. Su sacerdotisa le aconsejaba prudencia y paciencia. Poco a poco, su tierra tendría lo que tanto deseaba. La ambición tiene sus precios y Carmilla debia enseñar a sus parientes cual era. 

El salón de gobernación estaba despojado de toda decoración, los miembros del consejo de la ciudad coinciden que a la familia Oshun le faltaba patrimonio y buen gusto para poder ocuparse del palacio por completo. Carmilla afirmaba que prefería dar una imagen de austeridad que admitir tal acusación. Una de las condiciones de ocupar la cabeza de esa mesa era la de mantener el consejo que pronto debería ganarse o cambiar sus miembros.

Su sobrina Layla entró a la sala acompañada por una sacerdotisa Tsillah vestida con ropas anaranjadas. Al finalizar el consejo ambas mujeres se acercaron con premura. En sus manos tenían una comanda imperial con el sello del consejo de las flores. 

Ansiosa Carmilla ordenó que le leyeran, lo que creía era la afirmación de su familia como líder de la ciudad-estado. Layla leyó al principio con alegria infantil pero a medida que avanzaba su entusiasmo se esfumó para terminarla con un tono angustiado. La madre imperial envió el edicto para que un miembro de la dinastía embistiera a Carmilla de Sorcha, en el territorio. Eso era lo protocolar, hasta que eso ocurriera podían pasar más de una vuelta de ciclo, con suerte. ¿Qué miembro viajará exclusivamente a legitimarla? Si es que eso ocurría y la emperatriz cambiaba de idea y ponía a algún pariente a gobernar. Todo podía ocurrir en ese cielo de tormentas y promesas de veneno.

Perdida en sus pensamientos dejó que la sacerdotisa siguera leyendo los informes de los enviados de las cortes de Loth y de su hija. Al parecer el primer príncipe se comprometió con la viuda del Leon de Loth. Eso dejaba a Belial en la incógnita, quien dominaría el fuego de aquella ciudad que todo lo devoraba? Por otro lado, las noticias de la justicia imperial en Belial a manos de la Marquesa giska dejo más incógnitas que certezas en las manos de Carmilla. No era secreto que el conde Alastair fue amante de la luz del poder. 

Su sobrina hizo chistes sobre los hombres que amaban a los portadores de la corona imperial y su final abrupto. La cabeza de la familia la miró con reprobación. La sacerdotisa inclinó su cabeza tal vez ocultando su mirada o buscando la respuesta correcta. 

Carmilla poco sabía de la dinastía, su lugar siempre habia sido el desierto. Pidio información de la Marquesa. Mientras releía las cartas con preocupación. Su hija no era la mejor informante aunque no le gustara debia llamarla a su lado y mandar a su ambiciosa sobrina. Pero su boca podía ponerlas en problemas evitables. Los miembros de su familia no estaban educados para la corte, no tenían en sus filas nobles criados en los delicados artes de la etiqueta y la intriga.

La dama de Tsillah asintió con obediencia, dijo todo lo que era de público conocimiento entre los nobles, prima favorita de la emperatriz, divorciada del Archiduque  de Behemoth. Custodia de la marca noroeste de la capital Imperial. Hija de Rozanna de Balkan, hija de Tarlind de Loth. La mirada irritada de su señora la hizo callar abruptamente. Temía a la famila Oshun pero más le temia a las damas de Cassia, protectoras del Imperio.

Layla agregó que la marquesa ganó del desprecio de la madre imperial. Carmilla la ignoró el comentario de su sobrina. En su mente, esa mujer podria ya ser la gobernante de Belial y sus forjas. La costumbre de tener un miembro directo de la dinastia en cada ciudad-estado suponía una amenaza velada sobre el poder que consiguió obtener. 

La posibilidad existía de una alianza por matrimonio pero que podría ofrecer la familia Oshum a una dinastía que dominaba el continente a su capricho. 

Su mirada se poso en la sacerdotisa de naranja escondiendo su rostro. Pensó en la hacedora de muñecas en el templo. Tal acto impío no había sido gratuito. Las hijas de Cassia podian tejer y destejer los destinos si se lo proponen. El miedo que estaba silenciado por su orgullo infecta cada pensamiento. Ella y Hyperion  buscaron lo mismo, la independecia pero la ambicion la empujo a las promesas de oro para su familia. Reconocer su falta hacia su tierra en post de su clan, la atormentaba. 

Llego un mensajero de los límites con el rostro blanco, en sus manos una bandera, verde con una estrella plateada. Layla fruncio su nariz ante el olor a caballo y suciedad del recien llegado. La mirada ansiosa de Carmilla se clavo en la bandera, mientras el mensajero transmitia la orden imperial que habian entrado en guerra con el infame reino de Mantor. 

Este se marcho dejando la bandera como prueba de que su trabajo fue cumplido. Los miembros del consejo fueron llegando discutiendo entre si temerosos. Pero la jefa de los Oshun sonrio mostrando todos sus dorados dientes. El ojo de la dinastia estaba puesto en las montanas lejanas donde el blanco nunca se va. No podría ver al desierto, que le proveeria los soldados que tanto necesitaría. Las manos imperiales iban a estar ocupadas sosegando revueltas y ejercitos. Demaciado ocupadas para una anfora dorada en el desierto. 



24 jun 2024

Primavera en su boca

 




Continuación de Cada hilo esconde una lagrima


Siete noches antes del fin del ciclo de la serpiente


El olor de alcohol le quemaba la nariz, en el fondo de la habitación había un brasero con incienso de la mejor calidad pero no era suficiente. El taller de taxidermia de la emperatriz tenía ese olor característico de putrefaccion enmascarada con perfume cortesano. 

Los techos son altos de roble oscuro en los numerosos estantes decoran las paredes, cientos de aves, zorros, conejos y roedores del continente. Desde los ocho años la joven emperatriz comenzó su hobby, como una manera de complacer a su madre, la nigromante y a su padre, el cazador. Sin embargo, se volvió una manera de entender el mundo que la rodeaba. Una forma de asegurarse que su corte entendiera su lugar en el palacio esmeralda. 

En la mesa de trabajo tenía el cuerpo de un buitre carroñero de Belial, que su nuevo amante cazo en una chimenea de las forjas imperiales. Las plumas del animal estaban maltratadas, sucias de carbón. La vísceras del ave estaban en un cuenco plateado junto a los instrumentos de taxidermia. Elis disfrutaba del silencio y la ausencia de ojos curiosos en su taller. La presencia de las sacerdotisas en el lumbral de las puertas expectantes a una señal de su soberana son un recordatorio que nunca estaría del todo sola. 

Un tintineo mecánico se acercaba a la puerta, Elis ya podía escuchar la voz de Lady Satine cargada de cansancio mal disimulado y ironía. Levantó la mano sin despegar la vista del ave, tendría que ponerle otras plumas. 




Lady Satine se paró a su costado, sus manos se encontraban aferradas a la falda de su vestido, desprovista de joyas o cualquier otro tipo de lujo. Su premisa de modestia es extremista, como una forma de orgullo para distinguirse de las demás damas del consejo de las flores. El maquillaje sobrio y el leve olor a alcohol mezclado con jabón de lejía le recordaba a las novicias de Cassia. 

_Que puede ser tan urgente para interrumpir mi trabajo? Lady Satine_ Preguntó, sin dejar de estudiar las alas del buitre, los huesos no estaban rotos lo cual sería menos trabajo.

_Luz del poder, tengo noticias de Loth y de la marquesa Giska en Belial_Dijo extendiendo dos comandas imperiales. Uno era el sello personal de su madre y el otro era un papel manchado de verde y con un perfume dulzón. 

Las sacerdotisas cerraron las puertas tras ellas con una expresión apremiante. Se quedaron afuera apostadas como dos guardias. Cuidando que nadie se acercara al taller. La emperatriz chasqueó la lengua. Noticias de Belial siempre amargaban su dia. _Primero las novedades que tiene mi madre y luego veremos que nos ofrece esa ciudad- estado_ Ordenó mientras preparaba los polvos secantes. 

Lady Satine abrió la primera comanda con rapidez, la caligrafía de la sacerdotisa Beatrize es angulosa y recta. Leyó la extensa carta de la madre imperial, al parecer Loth seria difícil de manejar a corto plazo. Repetía una y otra vez que la toma de poder de las ciudades-estado se había retrazado de manera impudente. El compromiso de su hermano, el príncipe Zulficar, debía acelerarse. Asi como el asunto de Mantor y su guerra eminente. 




Elis golpeó la mesa con la cuchara medidora _Mi madre sigue con eso_Comento con hastío. Satine siguió leyendo aunque los reproches con información seguían. Se preguntaba cuántas de las palabras de la madre imperial eran suavizadas por su novicia. Los fuegos de la traición aun ardian en Loth pero gracias a las familias aliadas pudieron apagarlos. De esa manera se regularizó la entrega del trigo y el maíz a las diferentes ciudades imperiales. Además avisaba que volvería a la corte cuando las nupcias del príncipe terminen. La noble sintió un regusto amargo con esa noticia. La corte de las flores es un caos sin su principal jardinera. 

_Si, seguro Mama porque Zulficar le encanta cuando estas cerca de él_ Murmuró con sarcasmo. No es la primera vez que la luz del poder se sentía agobiada por las palabras de su madre._Informale a la corte de las flores de la decisión de mi madre y del compromiso del Príncipe. Llama al Zorzal que reúna al consejo de hierro, van a preguntar por las provisiones de Loth_ Estableció mientras terminaba de limpiar las plumas del ave.

_Si, Majestad_ Contestó Satine de manera automática. El compromiso de uno de los príncipes era la excusa perfecta para identificar a las damas solteras de la corte con ambición. Tendría que hacer una lista de ellas. Anotó mentalmente la noble.

Guardo la comanda en uno de sus bolsillos. Las comandas imperiales después de ser comunicadas dependiendo su importancia, se transcriben en los cuadernos de palacio que corresponden a la corte, consejo o guardia. También se almacenan en la biblioteca imperial en la zona de registros de tiempo de cada emperador. O se queman para salvaguardar algo que amenace la paz imperial. 

_Ahora que dice mi prima? El conde de Belial entendió su lugar en este Imperio?_ Pregunto Elis mientras seleccionaba las plumas que iba a reemplazar. Sus manos se movían con vacilación. 

Al abrir la carta Satine reconoció la caligrafía. La carta de su novicia Moira era un ejemplo de diplomacia y como las sacerdotisas de Cassia tenian la paz del continente. El relato de la caída del Conde Aleister tenía varios huecos por decirlo de alguna manera. Lady Satine le leia como siempre con un tono monocorde pero su mirada habia temor y preocupación. La emperatriz se preguntaba si la salud de Katerina estaba comprometida. Sin embargo no podía darse el lujo de preocuparse ya que tenia otros que ocupaban su mente._ Podría decirse que ya tenemos a Belial en nuestro control_ Expresó la luz del poder. La plumas que habia elegido estaban arruinadas por su puño, las habia aplastado sin darse cuenta. 

_A un precio elevado, su majestad_Contesto la noble de manera inconsciente. Agacho la cabeza con verguenza_Disculpe, Su Alteza. No tengo derecho a cuestionar a ningún miembro de la ilustre dinastía. Ni sus sabias ordenes_ Dijo en tono lastimero. 

La emperatriz despidió a la noble con un gesto, se canso de su voz y su presencia_No quiero ver a nadie hasta mañana. Nadie_Ordeno gélidamente. 

Incomoda, Lady Satine se despidió, se apresuró a desaparecer del taller. Disgustar a la soberana en ese momento era un movimiento suicida. Cerró la puerta detrás de ella indicandole a las sacerdotisas que la emperatriz quería soledad. 

No quería lamentar la muerte de un traidor. Los recuerdos y su propio corazón confunden a la emperatriz que miraba el cielo despejado desde la ventana alta del taller. El sol nunca llega directamente al recinto, sus obras se degradan al contacto de los rayos solares.

Podria olvidar alguna vez lo que sentía? Era la pregunta que la mantenia despierta cada noche. Aunque el Imperio exigía sus manos y sus ojos no era suficiente. En los momentos de descanso, su mente volvía a esos dias de sol y rios claros. A una Elis sin el velo de oro, solo Elis. Donde queda ella en todo esto que su madre planeo? El poder de la dinastía que poco a poco moría. Sería su hermano mayor quien traiga el nuevo niño emperador? 

La mente de la emperatriz se volvió un coro de voces discordantes, llenas de temor, ira y paranoia. Con su madre lejos no disponía de la sacerdotisa personal que pudiera poner un orden al espiral de confusión. 




Con cuidado de no hacer ningún ruido salió por la puerta lateral del taller. Esta conduce a uno de los patios interiores de las habitaciones del harem. Tenía unas horas hasta que las sacerdotisas la encontraran o Lady Satine se quedara sin excusas de su desaparición. Camino despreocupada por el sitio, las plantas estaban secas y las hojas se acomulaban en el piso. La entrada a la sala de las delicias estaba entreabierta. Esa sala como toda esa área del palacio estaba abandonada. La ineficiencia del mayordomo Zorzal es notable pensar que su propia madre lo postuló para el puesto. 

Las alfombras multicolores llenas de polvo, los enormes almohadones continuaban desperdigados por el salón principal. Antes en ese lugar rebosaba de vida y belleza, se alimentaba de las cientos mujeres entregadas al harem. Recordaba con cariño su infancia llena de juegos con sus hermanos y primos. Los dulces robados de las cocinas ante los retos de frustración ya que los hijos del emperador son los pequeños gobernantes del palacio. 

El perfume a madera quemada y hierba buena alertó sus sentidos, era una pena que solo tenia su daga. Cuando el principe Kanghui la ataco pudo esquivar la estocada con elegancia. Ambos se miraron con desafio aunque la emperatriz le perturbó la idea que ese hombre pudo estar tan cerca de ella sin que lo pudiera detectar.




El joven príncipe arrojó a un lado la espada corta, alzó sus manos mostrando que la pelea sería sin armas. Una pelea justa. Chasqueo sus dedos y las llamas surgieron de sus dedos. Una pelea de dominios. En el Imperio, la pelea de dominio es exclusiva para un solo momento. El torneo de la corona. 

_Quiero que me enseñes a usarla_Dijo el principe señalando una pipa de agua de color ambar. Saco de su bolsillo un paquete de color azul, el perfume terroso intenso llegaba a Elis. Era flor de pantano. Una hierba narcótica prohibida en el Imperio. Tenia varias preguntas peor prefirió preparar la pipa que estaba sucia por desuso. Solo habia fumado en la pipa de agua tabaco azul en las fiestas de adultez de sus hermanos. No le gustaba la idea de probar algo nuevo con alguien como el príncipe. No confiaba plenamente de su amante, no era culpa de ninguno de los dos. Simplemente no le gustaba la posibilidad de ser vulnerable. Es un pensamiento estupido se decia a si misma pero no faltaba a la verdad. 

Después de quemar varios dedos y destrozar algunos carbones pudieron recostarse en las alfombras agotados. El perfume herbal de la flor del pantano se extendía y se pegaba en la piel. Elis sentía que estaba sentada en la arena, sus manos le ardían así como sus mejillas. 

Kanghui fumaba con total naturalidad disfrutaba del desconcierto y miedo de la emperatriz. Su captora. Sus ojos la estudiaban entre fascinación y desafío.

De la nada, un gato atigrado apareció en la fuente del patio. Se puso a tomar agua con tranquilidad. _Este era el harem de mi padre, o una parte de el_Dijo Elis ante el silencio hermético del principe_Hasta los 12 años viví acá con mi madre y mis hermanos más chicos. Después tuve mi propia habitación con mis damas de compañía. Mis maestras me contaron que en Thai-Shum todos viven juntos. Todo el tiempo_ Una parte de ella no había creído que tantas personas podían dormir en un solo lugar, comer y estudiar en un mismo salón. 




El príncipe se acostó cerca de la emperatriz con un suspiro_Solo los nobles pobres hacen eso_ Aclaro con molestia. El felino se esconde en la maleza y las hojas caídas para poder cazar los gorriones que se posaban cerca de la fuente. _ Hace muchos años, antes que naciera mi padre. Cuando el Kaiser enfermaba de muerte, todos los candidatos a Kaiser vivían juntos en un salón por un ciclo. El que mejor soportaba aquella prueba, era nombrado heredero._Explico. Miro sus muñecas ocultas por su ropa._Cuando le toco a mi honorable bisabuela. No había herederos para llenar el salón. Solo ella, con mi abuelo en su barriga_ Volvió a tomar otra calada de la pipa._Lo mismo paso con mi padre. Solo él estuvo en el salón _ El gato atigrado se preparó para el salto pero el gorrion voló lejos de él.

_La Dama Hierro, Yohan_Contesto Elis con cierto recelo_Ella si supo mantener su palabra y sus manos en los hilos de su nación _Dijo para si misma. Le resultaba graciosa la predicción de la madre de las sombras de Thai-Shum. Creía realmente que iba a ver al imperio en ruinas. 

_Le reconozco que siempre tuvo a sus enemigos entretenidos con espejismos de oro o quimeras imposibles_Dijo Kanghui con dureza. Ambos se mantuvieron en silencio. El gato atigrado estaba determinado a capturar a un gorrion mientras una docena de palomas se encontraban a metros del felino. Elis se acurruco en el pecho del príncipe quería dormir por mil años. El joven la abrazó y jugó con sus cabellos hasta que el narcótico hizo efecto.


11 abr 2024

Una noche cualquiera en Thai-Shum II



Continuación de Una noche cualquiera en Thai-Shum

 _Entonses te contrato la pequeña Arcyla_Concluyo el oficial Kamoho. La capitana le contó la misión que se llevó su barco, tripulación y su voluntad. El nombre de su hermana y el velo verde que portaba le daba una seguridad a su historia. No estaba segura de soportar un interrogatorio más. Todo sea por desviar su mente de los recuerdos, de otra Hipolita y otro Kamoho.

El secretario escribía sin despegar los ojos del escritorio, entregando las comandas a su oficial con reverencia. Firmó algunas y otras se las devolvió con un gesto tranquilo.  

_No vale la pena que nos ejecuten, solo somos meros peones_La capitana sentía un cansancio grande como su desesperanza. Nunca había sido buena con las palabras, solo lo que podían alcanzar sus manos valía. Siempre fue así. _Fedra está como garantía de pago del Imperio, necesito recuperar mi barco_ Omitio que la general es miembro de la guardia obsidiana. Una parte de ella sentía que toda la distancia y el tiempo habian tallado un abismo entre ellos. Tal vez subestimaba los recuerdos o el rencor de su exnovio. O el peso de la culpa en su corazón. 

El oficial coloco la pluma en el tintero sin dejar de mirarla, sus ojos negros como la ultima vez. Sus palabras volvían a ella, Puedo estar seguro de pocas cosas pero, solo sé que vas a sobrevivir sea cual sea el precio. De golpe, Hipolita podía recordarlo todo. Incluso las cosas que creía que eran un error en su mente. El uniforme de la guardia especial resaltaba su boca fina y la dureza de su mentón. La máscara blanca esta a su derecha y el tintero a la izquierda en perfecta alienación. 

_Una ejecución es mucho papeleo_Dijo con voz gélida. Comenzó a llover suavemente oscureciendo la habitación, esa media luz ocultaba la expresión de culpa de Hipolita._La chica, la de las llamas, es de interés para nuestro Kaiser_Continuo mientras esperaba que el secretario terminara la siguiente carta._Bah, no nuestro Ilustre monarca Tohiba. Si no, su reverenda madre Yohan_ Torció la boca con disgusto. 




_Ese vejestorio sigue en pie?_La capitana no pudo evitar decirlo. Era sabido desde la costa soleada de Tamaran hasta la bahía Silenciosa del reino de Mantor, que el gobernarnte real de Thai-Shum es la reina madre Yohan de la dinastía del tigre. La octogenaria abuela del Kaiser Tohiba hizo una promesa que iba a ver pasar emperadores de la dinastía esmeralda como dedos tenia en su mano izquierda. La coronación de la luz del poder fue la número tres, se solía apostar cuando era el ciclo que la madre Yohan vería a los ojos a la Diosa Cassia. 

Ambos sonrieron parecía que nada habia cambiado, por un breve momento sintieron alivio. El secretario desapareció por una discreta puerta de madera. El sonido de la lluvia sobre las piedras del patio es un arrullo dulce, embriagante. Apenas podía distinguir los rasgos de su ex novio._Finalmente pudiste comprar Araña de Mar?_Pregunto esperanzado. 

_No _Respondió con amargura. Hipolita no podía evitar la amargura tomará su voz_En el momento que tuve el dinero, se habia convertido en un barril podrido._Siguo. La pena de ver a la nave que le habia dado todo ser un despojo de decadencia fue grande._Thanatos es_Recordo que habia perdido su tripulación_ era mi primer oficial_

Kamoho apreto sus labios, reprime sus palabras como siempre. Pensó Hipolita._La nostalgia no trae ningún beneficio_ Dijo para sí mismo._Trabajando para el Imperio, eso si es una novedad_La capitana hizo una mueca de vergüenza. Trato de reír pero recordó como se unió a la tripulación del Cobra Dorada dejando a Kamoho atrás. Una bolsa de oro había sido todo lo que necesitaba para romper con su amor y sus promesas.

_ Cuál es el precio para seguir nuestro camino?_ Pregunto la capitana sin rodeos. Tal vez Kamoho es oficial del reino pero en el fondo era un pirata de la Isla como su padre, como ella. Imperio o reino, la lealtad estaba con el oro y la plata. 

El suspiro de decepción del oficial fue lo unico que Hipolita pudo captar en la penumbra de la habitación_Nada te cambia Tali_ Podia oir como la lluvia continuaba sin pausa, inundando el patio_Mucho tiempo pense que tu ambición te movia y eso querias que los demás pensaran. Pero me di cuenta_Hizo una pausa, la capitana podía sentir su mirada llena de lastima_Siempre fue miedo. El hambre, la plaga. Te perseguía no importa a que puerto atracaras, cuanto oro o barcos estaban en tus manos. Nunca va a ser suficiente_ 

Hipolita quería gritarle pero le faltaban palabras para explicarle que desde su infancia hasta ahora la supervivencia habia sido su estrella guia. Todas sus acciones eran para y por seguir un dia mas. Tal como su madre les enseño a ella y a Arcyla. Como soñar con otra cosa? 

Un haz de luz seguido del sonido de unos tacones hizo girar a la capitana, una mujer de vestido ajustado entró a la oficina. Detrás de ella estaba una sirvienta con un bandeja con un juego de té color verde y dorado, la luz cálida lleno la habitación. El oficial tenía una expresión entre divertida y confundida abrió la boca pero la mujer hizo un gesto lánguido, la sirvienta dejó la bandeja sobre la mesa y salió de la oficina. 




_Kaho, es hora del té._Dijo mientras servía un líquido humeante en las lujosas tazas. Sus manos son delicadas, blancas y con una manicura roja como su vestido. Se tomo unos segundos antes de servirle a Hipolita que simplemente le agradeció con un gesto._Kaho es diligente con su trabajo pero a veces olvida de serlo con su familia_Siguio mientras se sentaba en el borde de la mesa. El perfume a hierbas cortadas del té se mezclaba con el incienso del perfume de la mujer._Soy Chitorah, primera dama de la casa dragon_Kamoho aclaró su garganta con una mirada significativa que Chitorah ignoro por completo._Y usted es?_ Interrogó estudiando sus ropas sucias y quemadas. Hipolita devolvió la mirada con altivez, si la situación hubiera sido otra, hubiera contestado como lo hacía en los bares portuarios. Pero no quería arriesgarse a comprometer más su situación. 

_ Capitana Hipolita de Chian, dueña del Errante_Contesto escuetamente. La respuesta no conformó a la mujer de rojo que se tomó sorbos cortos sin dejar de mirarla. Quería decirle que nada tenia que temer. Ella era parte de un pasado sin ningún atractivo, una experiencia amarga. 

El oficial le sacó la taza de las manos de Chitorah con un gesto indolente, tomó unos sorbos y hizo un gesto de disgusto._Me olvido que lo tomas dulce_Acoto devolviendo la taza a la mujer sonreía seductoramente_Creo que esta entrevista llego a su fin_Declaro Kamoho, detrás de la capitana dos oficiales que la esperaban_Mañana sabrán el pago por el incidente en la rivera del rió _La capitana asintió sin decir nada, entendía que tendrian esa noche para planear un escape a tierras imperiales. 

Siguió a los oficiales en silencio que la escoltaron nuevamente a la habitación donde la prodigio de fuego dormía por las fiebres del veneno. Fedra se veía mejor pero el cansancio en su rostro así como el vendaje en todo su brazo era imposible de ignorar. 

La general le explicó de manera escueta que Carmilla era alérgica al antídoto del veneno, asi que tardaría más en recuperarse de lo previsto. Le describió como las sirvientas que las curaron se gritaron por media hora acusandose mutuamente  de ineptitud hasta que descubrieron que la pródiga no toleraba el remedio. En ese lapso Fedra apenas podía hablar ya que el veneno la incapacitó de una manera, maravillosamente efectiva. 

_Quieren a la prodigio_ Dijo la capitana mientras se sacaba las ropas quemadas y se ponia las tunicas limpias que les dejaron._Si tenes algun plan seria momento de usarlo_ Tenia la esperanza de que el verde de Cassia las esperaba en algun rincon de este lugubre lugar. 

Fedra se recostó en una de las mantas, en cada movimiento una queja. El cuerpo le dolía como nunca._ Lamentablemente, vamos a tener que contar con las buenas relaciones diplomaticas del Imperio con Thai-Shum_ Dijo en tono acido.

Escucharon gritos en barokes, tambien una docena de personas corriendo de un lado a otro. El tono apremiante de las palabra pusieron en alerta a las mujeres. Hipolita se pego a la puerta de madera desgastada para entender. Miro con extrañeza a la general que estrujaba con violencia su manta_Que dicen? Capitana?_ Interrogó apremiante.

_No estoy segura_Confeso Hipolita confundida. Temia que su conocimiento del idioma fuera realmente ineficiente_Hablan de guerra y Imperio_


Continua en El sonido del mar prohibido