2 sept 2010

Danza del fuego


Así como las grandes sibilas, diosas y mortales caigo vencida ante el extraño y ingobernable hechizo de amor. Profano o sacro, este nos perturba, nos llama y enciende el hálito del primigenio fuego. El atrapante aroma del choque de las armas, labios, sangre, saliba... Así vehemente necesidad grita, pide y ruega la piel que exalta tal ansia. "Oh! si tuya! grita una y otra vez la guerrera, la bruja, la virgen y la devota. Grita su nombre, el que el ocaso trae, el que la mañana tiñe con su dorada luz. Da aquella mente afiebrada, se encuenta flotando como burbujas, el alivio se encuenta en este súbito viaje que el deseo lo convierte en interminable. Despierta con otros colores y su piel siente la humedad besándole.

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